por Alberto Vizcarra
11/01/2024 15:38 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 11/01/2024
Por Alberto Vizcarra Ozuna
En días recientes el presidente Andrés Manuel López Obrador, volvió a insistir en su llamado, o encomienda, de que los criterios de libre comercio que tienen como eje al mercado de consumo de los Estados Unidos, en el esquema del TLCAN-TMEC, se extiendan a toda América Latina.
Una consigna que el presidente urdió desde el inicio de su gobierno, al ratificar toda la política macroeconómica neoliberal vinculada al esquema comercial, y que saca a flote en los episodios que cobra intensidad la discusión entre los países de centro y Sudamérica, por incorporarse al creciente agrupamiento de naciones del mundo, que bajo el acrónimo de BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), procuran caminos alternativos a la incomprensión sufrida dentro de las normas comerciales y financieros determinadas por el sistema del dólar, el Fondo Monetario Internacional y las estructuras bancarias de Wall Street y Londres.
La consigna presidencial de mantenerse adheridos incondicionalmente al TLCAN-TMEC, no tiene consenso en México; y menos, que el país opere como esquirol en contra de la emergencia de naciones que no se resignan al hegemonismo desventajoso impuesto por los intereses financieros privados que controlan al gobierno norteamericano.
Y la disidencia a ese entreguismo incondicional, vine del campo mexicano. Uno de los sectores más afectado por tales políticas. El 8 de enero, el agricultor de la región norte de Sinaloa -el principal estado productor de maíz de México- Baltazar Valdez Armentía, en un encuentro convocado por productores en el Carrizo, Sinaloa, con la pre candidata presidencial Xochitl Gálvez, presentó un consistente documento en el que explica el horizonte sin futuro que tiene la producción de alimentos en México, de continuar atados, como hasta la fecha, en forma incondicional, a una política de precios normada en torno a los acuerdos comerciales derivados del TLCAN-TMEC.
El planteamiento de Valdez Armentía, fue expuesto a nombre de productores de más de veinte estados de la república, agrupados en torno al Frente Nacional por el Rescate del Campo Mexicano, una organización emergente, surgida al calor de las movilizaciones de productores de todo el país en la primavera del año pasado, en reacción a la caída en los precios del trigo, maíz y sorgo, junto al constante incremento en los costos de los insumos para la producción. Todo esto resultado de que los precios se deciden en los mercados especulativos que concurren en la Bolsa de Chicago.
En consideración a estos hechos y a la evidencia empírica de que los treinta años de sujeción a tales políticas comerciales, han llevado a México a una profundización en la dependencia alimentaria, Valdes Armentía, propuso como primer punto "someter a una revisión exhaustiva el capítulo agropecuario del TLCAN-TMEC, con el propósito de corregir todos aquellos elementos normativos que han caminado y caminan en contra de los productores y de la producción nacional de alimentos". También propuso que "México debe diversificar sus relaciones comerciales y procurar acuerdos conjuntos de inversión con otros países del mundo que están conformando agrupamientos alternativos, como el representado por los BRICS, organizados en torno a Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, cuya producción total de granos representa el 42 % de la producción mundial y su comercialización se realiza fuera del control de los corporativos que manipulan los precios en la Bolsa de Chicago y otros centros especulativos".
El segundo punto en importancia planteado por el productor sinaloense, quedó señalado en "la necesidad de establecer metas nacionales de producción, incorporando todas las potencialidades de las regiones graneleras del país a los requerimientos del mercado nacional, y asegurar el cumplimiento de tales metas con una política universal de pecios de garantía sobre los granos básicos, al tiempo que se restablecen los mecanismos arancelarios razonables y pertinentes, para evitar que continúe la importación desleal y lesiva a la producción y a los productores nacionales".
Lo planteado por Baltazar Valdez Armentía, a nombre del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano, en ese encuentro convocado por los productores, trasciende la coyuntura electoral en la que se encuentra México, en donde las candidatas han decidido caminar por una realidad paralela a los graves problemas que afectan a la economía y a la vida social del país. El reclamo de que México diversifique sus relaciones comerciales y no ponga todos los huevos en la canasta del TLCAN-TMEC, también lo contemplan un importante conglomerado de intelectuales e investigadores, al igual que destacadas personalidades políticas, como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien ha señalado la importancia de que México ingrese a los BRICS.
La reacción de los productores mexicanos en contra de las afectaciones derivadas de esquemas comerciales que desprecian la producción nacional de alimentos, es un sentimiento transatlántico. Es el mismo motivo por el que los productores de Europa han venido realizando tractorazos durante los últimos meses y por lo que los productores de Alemania agendaron una semana entera de bloqueos sobre Berlín, la capital tedesca. Se trata de espectaculares movilizaciones de cientos de tractores y otros instrumentos de trabajo, que están jalando a otros sectores productivos y organizaciones sindicales. El reclamo no se reduce solo en contra de las afectaciones inmediatas como el retiro de subsidios a los insumos; el reclamo es en contra de todo el esquema económico determinado por la burocracia de la Unión Europea. El equivalente al TLCAN-TMEC.
Las movilizaciones de los productores alemanes, están recibiendo el respaldo de productores norteamericanos, quienes en sus mensajes de solidaridad se quejan del mismo mal, y acusan que "los agricultores de todo el mundo se enfrentan a la manipulación del complejo agrofinanciero de conglomerados de materias primas, controlado por Londres, Wall Street, Chicago, Amsterdam y otros...".
Se puede pulsar que en defensa de la producción de alimentos, emerge una coalición mundial, con el potencial de convertirse en uno de los ejes principales que inspire el poder de las naciones para procurarse un orden económico y financiero internacional, que atendiendo el imperativo moral más elemental -acabar con el hambre- logre un mundo basado en el comercio justo, en el desarrollo, el progreso y la tecnología; sustentos imprescindibles para una paz duradera.
Ciudad Obregón, Sonora 11 de enero de 2024