Álvaro Obregón: su lugar en la historia
Por Manuel Valenzuela V.
En agosto de 2024, el doctor en historia Ignacio Almada Bay publicó la que posiblemente será la obra cumbre de su muy amplia producción como historiador. El libro se titula "Álvaro Obregón" al que agrega el subtítulo "Caudillo del pasado, espejo del presente". No se trata de una biografía más del caudillo sonorense, en palabras de Héctor Aguilar Camín, es LA Biografía de este personaje que desempeñó un rol fundamental en la revolución mexicana y en la construcción del México moderno.
Una de las múltiples maneras en las que se pueden catalogar los libros que se editan año con año, es dividirlos en aquellos que responden a hechos coyunturales, tienen una vigencia corta y pronto se pierden en las cenizas de la historia; y los que hacen época, se convierten en clásicos y siempre serán puntos de referencia. El libro de Almada pertenece a esta segunda categoría.
Obregón fue, y sigue siendo, un personaje polémico al que la historia oficial (de antes y de ahora) dejó de lado. Los estudiantes de la escuela básica no aprenden su nombre ni su vida, tampoco hay ceremonias oficiales conmemorativas ni de su natalicio ni de su muerte, pero desempeñó un rol fundamental para el triunfo del constitucionalismo.
También se le critican muchas cosas: su dureza empleada en ocasiones con los generales vencidos, su anticlericalismo, su actuación en los acuerdos de Bucareli y, sobre todo, su intento de volver a ser presidente de la república después del período de Calles. Ignacio Almada nos dice que el propósito de su libro "no es juzgar ni exculpar a nadie, sino explicar" la obra y el contexto de un personaje de su tiempo para que sea el lector el que haga su propio juicio.
A lo largo de ocho capítulos Almada nos hace un recuento de la vida, el contexto y la obra del personaje. Desde sus raíces familiares asentadas en el Valle del Mayo y Álamos (nació en 1880 en el poblado de Siquisiva, al norte de Navojoa, aunque creció y vivió en Huatabampo) hasta su asesinato en 1928 en el restaurante "La Bombilla" de la Ciudad de México, pasando por su exitosa campaña militar, primero para combatir la rebelión de Pascual Orozco y luego contra el ejército federal de Victoriano Huerta. Sin olvidar, desde luego, su enfrentamiento con la División del Norte de Francisco Villa a quién derrotó en las batallas del Bajío; y su obra de gobierno como presidente de la república de 1920 a 1924.
Obregón tuvo una vida muy intensa en los 48 años que vivió. Pasó de ser un modesto presidente municipal de un pueblo pequeño como lo era Huatabampo en 1912, a convertirse en presidente de la república en solo nueve años. Nació como un niño pobre, huérfano de padre el mismo año en que nació -y de madre cuando cumplía 17 años, a ser el militar más destacado (no perdió ninguna batalla) de la revolución mexicana, que llevó a la victoria al movimiento constitucionalista del que derivó la Carta Magna que aún nos rige.
Son muchas cosas las que yo aprendí con la lectura de este libro y creo que es una obra que todos los sonorenses deberíamos conocer. Actualmente la historia regional tiene un papel muy menor en los planes y programas de estudio oficiales. Nuestros niños y jóvenes saben mucho más de la historia del país que lo que aprenden de la de su estado y, mucho menos, la de su municipio.
La obra de Almada permite conocer no solo el personaje de Álvaro Obregón, sino muchas cosas más: entre ellas, parte del por qué somos como somos los sonorenses, las condiciones de aislamiento del centro en el que siempre estuvieron nuestros antecesores; las relaciones de poder y la dinámica social de Sonora durante el siglo XIX, las redes familiares y su papel en la defensa de su patrimonio y del estado supliendo en buena medida la ausencia del gobierno.
El autor afirma que el Estado nación arribó a Sonora con el porfiriato; cuando se reforzó la presencia del Ejército para controlar el territorio, con la llegada del ferrocarril, el control de las aduanas y el establecimiento del telégrafo. También con la llegada de la Comisión Geográfico-Exploradora que inició la regularización de las propiedades y el ordenamiento del espacio público.
Antes, dice Almada, todo lo tenían que hacer las propias familias: cultivar la tierra, defenderse de las incursiones de los apaches, hacerla de policías y ordenar la vida en sociedad. Por ello, los sonorenses de antes eran al mismo tiempo, campesinos trabajando la tierra, vaqueros cuidando el ganado, administradores de ranchos y haciendas y hasta soldados defendiendo a sus comunidades. Fue una sociedad más horizontal que vertical a diferencia de la gente del altiplano.
Este es solo uno de los múltiples aspectos que aborda el autor en la obra de referencia. En colaboraciones posteriores comentaré otros temas relevantes de la vida de Obregón y que pueden ser del interés de los escasos lectores de esta columna. Entre ellos estarían su papel como estratega militar, su habilidad como empresario, su labor diplomática en el delicado tema de los reclamos de los empresarios estadounidenses por el pago de la deuda externa y los daños a propiedades de extranjeros y la necesidad de lograr el reconocimiento del gobierno de la revolución por parte de Estados Unidos y, desde luego, su obra de gobierno.
Por lo pronto, me permito recomendar la lectura de este libro del Dr. Almada. Le aseguro que no se arrepentirá, al contrario, conocerá mucho mejor una parte de la historia de Sonora y tendrá más elementos para juzgar por usted mismo el lugar que Álvaro Obregón debería tener en el juicio de la historia.