22/06/2023 13:30 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 22/06/2023
Por Germán Lohr Granich
Vale la pena echarse un clavado a reciente estudio de Master Card acerca del acceso al crédito en la América Latina y observar cómo andamos en México, ya que para variar contamos con una de las tasas de acceso más bajas.
De acuerdo con esta fuente, el porcentaje de la población mexicana que tiene acceso a un crédito es del 39% para la tarjeta y del 18% para el préstamo en línea o directo.
Esto no suena nada mal dirán algunos, pero si nos comparamos y hacemos uso de la mercadotecnia, la cosa cambia. Países similares como Brasil, Argentina o Colombia cuentan con altas tasas que rondan en el 75% de su población.
Algo parecido sucede en materia de préstamos que oscilan entre el 20 y 30 % en promedio. Lo interesante y contrastante es que países con un PIB y una población mucho menor como el Salvador o Guatemala también nos superan ampliamente.
Lo anterior puede resultarnos variopinto, es decir bueno y malo, bueno porque la intermediación financiera permite aumentar el mercado interno y el poder adquisitivo de la gente.
Sin embargo, lo sé no hay Olimpo sin riesgo, y un mal uso de la tarjeta y los prestamos resultan armas de doble filo, aunque un manejo responsable resulta importante para futuros negocios.
Está el caso de los créditos hipotecarios, la joya de la corona de muchos bancos que a pesar del COVID y las broncas mundiales de alzas en tasas ha sabido operar bastante bien.
Lo malo, lo reitero, es el viacrucis o apocalipsis al no saber manejar responsablemente nuestras finanzas dado que los altos intereses y comisiones ponen patas arriba las finanzas personales.
Pero bueno, este estudio da señales de cómo a partir del 2017 de acuerdo a datos del banco mundial la penetración bancaria creció del 19 hasta el 58% en la América Latina, no así en nuestro país.
Habría pues que escudriñar y analizar las distintas razones, que las hay para explicar qué nos está pasando en cuanto a los procesos de bancarización dado que tiene que ver, y mucho, con la actividad productiva y la imagen de los bancos.
Hay sin duda variables clave en todo esto como el consumo privado, el empleo formal, la alta informalidad, el grado de inversión, entre otras que tiene que ver con este asunto.
Obviamente estudiar otros índices como, por ejemplo, la cartera vigente y vencida en las distintas ramas de la actividad económica que fortalecen o destruyen el grado de confianza de las instituciones bancarias.
No debemos olvidar las altas tasas de interés y las comisiones bancarias que inhiben al más pintado sin descuidar el grado de competencia que influye sobremanera.
Convendría adicionalmente, trabajar con la Comisión Federal de Competencia Económica, las autoridades hacendarias y el BANXICO, la Comisión Nacional Bancaria y de Seguros, la banca comercial y otros involucrados para afinar mejor sus metas.
Lo digo si realmente queremos que crezca el funcionamiento del sector financiero el cual debe ir propiciando mejores condiciones que favorezcan los proyectos rentables ahora con el Nearshoring y los productos financieros en general.
No hay que dejar de lado a los ahorradores en cuanto a mejores opciones de rendimiento ya que es una sinfonía inconclusa y al mismo tiempo enorme tarea pendiente.
HE DIXI.