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Cuando acecha la maldad: El miedo alimentando al mal

El director Demián Rugna logra mantenernos al borde de la tensión con esta película de terror constante.
Escena de la película "Cuando acecha la maldad" RRSS
Thalía Ballesteros 26-01-2024

Por Thalía Ballesteros

Decidí acudir al cine para ver una película que estaba atrayendo mucha atención en las redes sociales. Comentarios como "es el nuevo terror" y "no me esperaba nada de lo que pasó" me intrigaron lo suficiente como para aventurarme y descubrir qué generaba tanto entusiasmo en el ámbito del terror. Para mi sorpresa, la experiencia cobró sentido, y puedo afirmar que se trata de una propuesta impactante para el género.

En una época saturada de "jump scares" que desencadenan desinterés en el consumo del género, la renovación introducida por películas como "Hereditary" o "Midsommar" nos ha llevado a repensar el terror en esta nueva era. Aunque admito que mi infancia fue marcada por el terror de "It", que me dejó con el temor de un payaso asesino saliendo de las coladeras, reconocemos la necesidad de un cambio para reinventar el miedo en nuestra adultez. Películas como "REC" o "Actividad Paranormal" introdujeron un miedo psicológico, donde la imaginación, el movimiento de cámaras y la oscuridad generaban terror a lo desconocido, impactando a muchos espectadores. Llego también "Háblame" con un cambio positivo en el terror, donde al contrario de lo que nos ofrecen de una protagonista evitando la muerte, se acerca más y juega con ella con una mano embrujada.

Retomando la película "Cuando acecha la maldad", cabe destacar su sinopsis: un apartado pueblo se convierte en el epicentro del fin del mundo cuando dos hermanos descubren una epidemia contagiosa de posesiones diabólicas. 

Esta obra podría ubicarse dentro de lo que generalmente se conoce como "folk horror", pero en este caso, se presenta como un "terror campestre". La narrativa sigue a Pedro (Ezequiel Rodríguez) y Jimi (Demián Salomón), dos hermanos que habitan en una zona rural desolada, donde todo es siniestro, básico, rudimentario, visceral y patético. Después de hallar un cadáver mutilado, descubren la presencia de un hombre obeso, infectado y desfigurado, víctima de alguna posesión satánica. Ante la amenaza de que pueda "parir" a una fuerza maligna, deciden cargarlo en la caja trasera de una camioneta junto a un vecino llamado Arnaldo Ruiz (Luis Ziembrowski) y deshacerse de él. Sin embargo, esta decisión no resulta ser la solución definitiva que esperaban y se convierte en el inicio de sus múltiples problemas.

El suspenso se construye alrededor del "ente" o "espíritu maligno" que permanece invisible durante el proceso, generando la angustia de adivinar quién está siendo poseído. A medida que avanza la trama, el entorno de los protagonistas se torna peligroso, creando un terror constante y angustiante.

La película se caracteriza por muertes brutales, escenas de sangre abundante y actos inesperados. Cabe mencionar que los animales desempeñan un papel importante en la trama, y sin revelar demasiado, la escena del perro se destaca como una de mis favoritas.

A pesar de mis expectativas moderadas, el director Demián Rugna logra mantenernos al borde de la tensión, a pesar de algunas fluctuaciones. La película se desarrolla en escenarios remotos y vacíos, tanto de día como de noche, manteniendo constantemente la sensación de que algo está mal. Esta atmósfera logró asegurar el premio a Mejor Película en el Festival de Sitges.

"Cuando acecha la maldad" te sumerge en el terror, donde no quieres mirar, pero no puedes apartar la vista, donde sabes que las cosas no terminarán bien, pero sientes la esperanza de vencer al mal. Te mantiene en vilo, siempre a la espera de lo peor. Por estas razones, le otorgo 4.5 Thalíestrellas.

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