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Doña Tomata

El Chef Juan Ángel nos cuenta la historia de Jaris, el tomate que quería ser aguacate.
Frutas y verduras pixabay

@chefjuanangel

-Ahora sí, ya hay fruta y verdura pa'toda la semana- dijo Micaela, mientras echaba peras, manzanas, chayotes y otros frutos a una palangana con agua para lavarlos antes de acomodarlos en el refrigerador -¿Y este tomate de dónde salió?- junto a sus pies, justo debajo del mueble de la cocina, estaba un tomate escondido entre el polvo y la oscuridad -A ver tú, ¿cuánto tiempo llevas aquí metido?- Micaela se agachó, y tomándolo con su mano derecha pensó en las posibilidades que tendría  -Mmmm, se me hace que vas a quedar muy bien en los tacos dorados de mañana- e inmediatamente lo arrojó al agua, lo talló con un estropajo, secó con una servilleta de tela y lo aventó en la caja corrediza del refrigerador -Mmm, se me hace que te voy a dejar madurar un poco para convertirte salsa- y de un golpe cerró la puerta del refrigerador.

-Eiii ssshhh parece que ya se fue la loca de Micaela- murmuró el chayote mientras escalaba brincando entre el sartén de los frijoles y la botella de refresco, cuando estuvo cerca del techo se aventó contra el foco y se hizo la luz dentro del refrigerador -Ayyy, ya me estaba quedando dormida- dijo enojada la lechuga quien se la pasaba roncando -¡Quítate de encima maldito jalapeño, me estás enchilando!- gritó el durazno; y en medio de quejas y gritos, el rey del refrigerador levantó la voz -¡Silencio!, parecen frutas verduleras de mercado. ¡A callar, tenemos que iniciar con el censo!- cada vez que Micaela rellenaba el refrigerador, se realizaba un conteo de frutas y verduras; Jaimito, el aguacate más maduro, era el encargado de formarlos e integrarlos a las familias que ya estaban organizadas en cada caja de frutas y verduras -¿Dónde está Nacho el pepino?- gritó Jaimito -Lo conviertieron en agua fresca- dijo desconsolada la berenjena -Aaah, aquí hay un nuevo tomatito- anotó el aguacate en su libreta 

-No soy tomatito, soy tomata- Jaimito borró la m de masculino y agregó una f de femenino -A ver, ¿quién se va hacer cargo de la tomatita?- todos se miraron entre sí hasta que del fondo de la caja salió rodando Rosela, la toronja, levantando la mano gritó con su voz chillona -Aquí cariñito, nosotros nos vamos a hacer cargo. ¡Jorge, deja de arrancarte la etiqueta y ven para acá!- le ordenó a su esposo quien era una gran manzana Washington -Te vamos a poner Jaris, por ser una graciosa tomata- le dijo su ahora papá adoptivo -Muy bien, con esto cerramos el censo de este día, ahora sí ¡a trabajar!- indicó Jaimito el aguacate. Durante la noche, las verduras recorrían los pasillos del refrigerador acomodando y limpiando el desorden que dejaba Micaela; la cebolla cambray barría de cabeza todos los entrepaños, mientras que los limones se tallaban entre si para acabar con los malos olores -A ver Jaris, ¿qué quieres ser de grande?- preguntó Rosela -Mmmm, quiero ser aguacate- la toronja y la manzana voltearon a verse desconcertadas -Es que no puedes ser aguacate... puedes ser ensalada, salsa, incluso un delicioso tomate relleno, pero no puedes convertirte en aguacate- le dijo Jorge con voz cálida.

Pasaron los días y Jaris comenzó a madurar rápidamente, su color y aroma enloquecía a los kiwis, pero ella estaba enamorada del steak que reposaba en un empaque de plástico, encima del paquete de tortillas -Aayyyy, tan guapo Paco el diezmillo- suspiraba Jaris mientras levantaba la mirada hacia el último entrepaño de cristal. La mañana siguiente, cuando todos despertaron, había desaparecido Paco junto al paquete de tortillas y en su lugar estaba recostado Pepe, un mango ataúlfo que encandilaba a todos con su amarillo brillante -Ey guapa, ven conmigo, te voy a enseñar a ser una tomata con personalidad-  dijo con acento chiapaneco. En ese momento, Jaris olvidó a Paco el diezmillo y empezó a escuchar los consejos de Pepe Ataúlfo -Mira guapa, nunca dejes que te malluguen, ni desperdicien tu jugo o semillas, ¡eres perfecta!-

-Roselaaa, Jorgeee, Pacoo, vengaaaan, ¡Se llevaron a don Jaimito!- era sábado y Micaela estaba preparando una taquiza para la familia, cuando partió el aguacate se dio cuenta de que la mitad estaba podrida -Y ahooora qué voy hacer, no va a alcanzar para el guacamole- dentro del refrigerador, todos escuchaban a través de la puerta, cuando los pasos de Micaela se acercaban corrieron a sus puestos, pero Jaris se quedó parada en el entrepaño de en medio, justo frente a los ojos de Micalea -A veeeer, a veeer, ya no hay otro aguacate, bueno, vamos a echarle este tomate- Jaris viajó del refrigerador a la tabla de picar, después a la licuadora y luego a un tazón que chicos y grandes vaciaron hasta pasarle el dedo; aquel guacamole tenía un dulzor muy especial. Jaris había cumplido su objetivo en la vida: ser como un aguacate, y además, unida a Jaimito le había puesto el toque exitoso a la salsa.

Desde hace 10 años, Jaris trabaja perfeccionando el tomate y los vegetales para convertirlos en platos vegetarianos de gran sabor y variadas texturas que te hacen olvidar los alimentos de origen animal. A los 22 años se enamoró del mango ataúlfo, los aguacates y toda la variedad de vegetales y frutas que diariamente convierte en platillos deliciosos en su restaurante: Jaris ArteCocina.

Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos  gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.

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