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El ataque de Fermín

Lee la nueva columna del chef Juan Angel Vásquez.

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28/04/2025 18:39 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 28/04/2025

@chefjuanangel

 

-¡Fermín, Fermín, reacciona!

-Otra vez se nos está yendo, profe.

-¡Ay pobrecito, está pálido!

-¡Ves, María Fernanda, debiste decirle que te gusta, en una de estas ya no regresa.

-¡Fermín, reacciona, muchacho!, traigan agua, alcohol del botiquín, ¡llamen a sus papás!

El salón de clases era un caos: unas cuantas lloraban, muchos gritaban y casi todos corrían de un lado a otro. 

Junto a la ventana principal estaba el mesabanco de Fermín, mismo que compartía con su mejor amigo, Héctor, quien estaba en la puerta del salón casi convulsionando por el llanto tan denso que salía desde el fondo de su alma. 

En la parte del mesabanco contigua a la pared estaba Fermín, su rostro en alto, los hombros encogidos, las manos sobre el mesabanco, la mirada fija en el infinito y la boca entre abierta dejaba caer esporádicamente gotas de saliva. 

"Eso no sé qué es. Ay, Diosito, Diosito, ayúdame, qué es, qué es", la mente de Fermín corría a paso veloz sacando de sus recuerdos todo aquello que se pareciera a lo que estaba sintiendo en ese momento. 

"Ay, ese sí se parece, pero, mmm... no, no es, no es..." 

-Héctor, deja de chillar y ven para acá, ¿qué te dijo Fermín antes de ponerse así?, ya es la segunda vez y nadie sabe nada.

El profesor Benjamín estaba muy estresado tratando de controlar la situación.

-Nada, profe, solo se quedó viendo hacia afuera por la ventana y dijo: "otra vez, mi mamá".

-Ay, ay, ay, ay, mi mamá, mi mamá.

Fermín volvió en sí de un brinco, "riiiiiiing", en ese momento sonó el timbre y todos salieron corriendo.

El recién "resucitado" fue el primero en tomar sus libros y cuadernos, atravesó el pasillo, bajó corriendo los escalones y se fue a la calle.

-Amá, ¿qué estás haciendo?, gritó desesperado, antes de abrir la puerta por completo. 

-Aquí, mi'jito, verás qué buena la carnita taquera que me aventé, es de la revista Selecciones, me regaló el recorte tu tía Martina.

Fermín tenía un gusto inaudito por los aromas. Desde bebé, tomaba cosas y las acercaba a su nariz, tenía el olfato entrenado para los olores típicos de la cocina, pero últimamente su mamá había innovado en dos ocasiones. En el caso de estos tacos, tenían un ingrediente que no conocía: jengibre. 

Su madre la había encontrado en un especiero viejo que ganó en una rifa y con eso pudo completar la receta que se convirtió en una de las más memorables de Fermín.

A final de cuentas, gran parte de la experiencia de comer, la debemos al olfato, ya que el gusto solo detecta dulce, amargo, salado y ácido. 

El "sabor" a durazno, yerbabuena, comino, jengibre y tantos más que existen en el mundo, son percibidos por el olfato.

 

 

Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.

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