Columnas

El baile del jaibol

-Margarita, pásame la Coca Cola- destaparon la botella y la vaciaron junto al bacanora
Jaibol Archivo
02-07-2024

@chefjuanangel

-No le quites la pila al radio,  ¡te estoy viendo Martha Elba!

-¿Manuelito, me fías una pila de las gordas? Te la pago el fin de semana-

-Amaaá, ¿dónde está el reflector de mano?-

El 14 de febrero, en la Capital del Mundo, desaparecían las baterías de radios y lámparas, y si no había las suficientes, las pedían fiadas contraesquina de la plaza, en la tienda de Manuel Cruz.

-Ya van a tener bochinche baquetones- decía entredientes mientras anotaba en el libro de contabilidad que atesoraba debajo del mostrador verde de madera.. "Nacho de la Teresa - $3 pesos - 14/02/1969".

Desde temprano, la Prieta de la Luz de Armando barría cada rincón del corredor de su casa, meticulosamente movía cada silla, mesita y adornos del trastero para limpiar y después quitar el polvo con el trapeador de jerga y así el piso de cemento quedara reluciente.

-Zoila, te va a tocar llevar el tocadiscos, va a ser en que la Luz de Armando, ahí tienen piso de cemento pa'echar el zapateado.

Un año antes se decidía la locación del festejo con motivo del Día del Amor y la Amistad, todos los involucrados aportaban elementos para que la fiesta se llevara a cabo con éxito.

-Manuelito, me das 2 pesos de jalapeños- con taza de peltre en mano, la Nacha Rubal llegaba a la tienda para comprar lo que le había tocado -¡Ah! y también 3 pesos de galletas saladas- el tendero se iba dando una idea de cómo sería la fiesta mientras tomaba nota:  "Nacha Rubal - $5.00 - 14/02/1969".

La hora acordada para iniciar el bailongo era a las 7 de la tarde 

-¡Prieta,  no seas cochina! No limpiaste los tubos de las lámparas-.  

La Luz de Armando ya se encontraba encendiendo las lámparas dispuestas en el corredor para recibir a los amigos de su hija. Zoila fue la primera en llegar.

-¡Prieta!, ¿dónde pongo el tocadiscos?, me va a salir hernia- enseguida llegó la Nacha cargada 

-¡Qué malditas son, no fueron a ayudarme! ¡Agarren, agarren, se me va a caer!- con sus bracitos delgados sujetaba una bandeja tapada con sevilleta de tela, en la mano derecha dos discos LP (uno de "Los Babys" y otro de "Los Apson"),  y en la izquierda un envoltorio con los tres pesos de galletas saladas. 

-Míralooo, llegó el alma de la fiesta- La Prieta recibió con los brazos abiertos al Chuchy que traía un bulto debajo del pantalón -Saca la botella pues- le ordenó la anfitriona, tomó el recipiente y lo vació en un pichel grande de peltre blanco, y como caída del cielo apareció Margarita de la Carmelona.

-Margarita, pásame la Coca Cola- destaparon la botella y la vaciaron junto al bacanora. A lo lejos se divisaba un reflector tintineante y poco a poco se distinguieron dos piernas que caminaban de prisa en medio de la calle oscura -Salgan a ayudarle a la Luz de la Eloisa- Luz era la encargada del pastel, desde el 10 de febrero había empezado a hornear un pan por día en el horno de leña cuando su mamá terminaba de hacer tortillas, para aprovechar las brasas; después lo envolvía con una capa gruesa de turrón de huevo que podía tumbar cualquier diente de leche -Ponlo a un lado del tocadiscos.  ¡Acérquenle una lámpara para que se vea! ¡Ay, qué bonitooo te quedó- Al final llegaron la pilas: Nacho, Martha Elba, Estebita y la Güera habían conseguido, robadas, fiadas o prestadas, 8 baterías Rayovac tipo C -Ayyy, va a alcanzar para dos tandas- gritó alegremente la Prieta mientras colocaba las baterías de las lámparas "Déjenme llorar, porque estoy herido, quién en este mundo..." la música ya sonaba, La Prieta traía los vasos reciclados de veladoras y repartía jaiboles; la Nacha levantaba la servilleta de la bandeja y revolvía la ensalada de pollo con mucha pasta de codito para que rindiera, los dos pesos de jalapeños, repollo y mucha mayonesa. Y mientras unos comían ensalada con galletas, otros bailaban, eso sí, todos bebían jaibol -Prieta, ¿qué están tomando?- gritó su mamá desde la cocina. 

-Ay, amá, Coca Cola que trajo la Margarita- A las 10 en punto de la noche aparecía de nuevo la mamá de la anfitriona -Ya me están desvelandooo, ya son las diez- Antes de partir, todos debían decidir la locación del año siguiente, eso sí, de preferencia una casa con piso de cemento.