El café de los guamazos
@chefjuanangel
-¡Piña Castro! ¡Baja esa pistola!-
-Ni madres doña Elvira, voy a matar a ese jijodesuch...
-¡Trae pa´cá pendejo!- Y mientras lo abofeteaba con la derecha y arrebataba el arma de un manotazo bien coordinado con la izquierda, doña Elvira neutralizó el conflicto -Traigan unos cafés cargados a los dos- ordenó -¡Y tú, Piña Castro, te tomas el café y te me largas rapidito- El tal Piña Castro era un delincuente que había estado 4 veces en prisión, pero en la violenta y conflictuada capital, café Doña Elvira tenía sus propias leyes, ahí se hacía lo que le ordenaban su muda y expresiva mirada -¡Piña Castro, ahuecando el ala! ¡Ahh, y olvídate de esta arma!- ordenó mientras abría un cajón, aventaba la pistola y cerraba nuevamente los 2 candados -Arturo, ya despierta chiquito, ¿Quién lo quiere tantoo?- y propinó un beso en la mejilla de su hijo que dormía la siesta debajo de la barra de la cafetería dentro del mercado municipal.
Doña Elvira había llegado de Amaculí a la capital para trabajar con apenas 12 años; iba siempre de empleo en empleo buscando aprender más, esa era su escuela, nunca había tenido acceso a educación.
-Te vamos a extrañar Elvira- cuando salió de su noveno empleo, nunca imaginó que el décimo traería torta bajo el brazo - Elvira Murillo, queda contratada como encargada de la panadería- la panadería de don Silvestre era de las más populares en la capital, decían además, que iban las muchachas y muchachos más guapos. Elvira lo confirmó y ahí volvió a enamorarse, ahí también conoció a Chalita, la tal Chala era el prototipo de belleza del cine de oro, tenía una cafetería en el mercado, pero cocinar no era lo suyo, un día mientras pagaba el pan le dijo a Elvira -Te vendo la cafetería, dame 600 pesos- Elvira tragó gordo y tratando de darle a su lengua la orden de hablar -No se diga más querida amiga, ¿cuándo me lo entregas?- era 1933, el Mercado apenas comenzaba a cobrar vida, ese café fue de los primeros negocios en aparecer. Todas los días ponía un anafre afuera del mercado, atizaba y hervía agua para el café. A las 2 de la mañana en punto abría la puerta oriente y comenzaban a llegar parroquianos en estado etílico que buscaban un café cargado para suavizar las ásperas bienvenidas que les esperaban en casa. Y como Elvira era excelente cocinera, comenzó a ofrecer menudo y cabeza en tacos; 40 años después doña Elvira aún era la reina y señora de aquel lugar, llegaba temprano a bordo de un bocho, bajaba pulcramente peinada y planchada con su cabello marcado por las ondas de los tubos y sus labios rojo clavel -¿Qué estás haciendo aquí Piña Castro ? Ya te hacía muerto o en la cárcel- se abalanzó hacia él y le dio un abrazo -Sírvanle un menudo, no lo ha probado- Cuando Piña Castro se giró a la derecha para alcanzar el cilantro, vio la cara de aquel personaje que se había salvado de su puntería -Maldito jijo de la...- Piña Castro le aventó el plato de menudo en la cara y doña Elvira sacó la pistola del cajón -Se me calman. ¡A ver, denles dos cafés para que se apacigüen! ¡Y se me largan cuando terminen- Doña Elvira volvió a echar el arma al cajón y nuevamente comprobó que todo, todo se arregla con un café.
El café es la bebida sin alcohol más utilizada en el mundo para socializar, basta con recordar la famosa frase de bienvenida -¿Gusta un cafecito comadre?
Actualmente, en Café Doña Elvira se encuentra trabajando la cuarta generación. Se sigue sirviendo el mismo café de aquellos años, ahora con unos burritos de machaca hechos con las mejores tortillas medianas de harina.
Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.