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El cambio de roles en los partidos Demócrata y Republicano

Lee la columna de esta semana, de Manuel Valenzuela
partidos Demócrata y Republicano Archivo
Manuel Valenzuela 14-10-2024

Manuel Valenzuela V.

En la colaboración anterior comentamos los dos primeros momentos más destacados de la construcción de una democracia multiétnica (o multirracial) de los Estados Unidos: la promulgación de la Constitución y la abolición de la esclavitud al término de la Guerra de Secesión. 

Siguiendo el análisis de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en su libro "La Dictadura de la Minoría", destacamos que ambos momentos estelares fueron seguidos de otros tantos esfuerzos por detener, o al menos retrasar, la aplicación de las leyes igualitarias por parte de las fuerzas que intentaban conservar el viejo orden de privilegios para los blancos y de discriminación para la población de color.

También comentamos que en el siglo XIX y primeras décadas del XX, a diferencia de lo que sucede en la actualidad, las fuerzas progresistas estaban agrupadas en el Partido Republicano y los antiguos esclavistas del sur, defensores de los privilegios de la población blanca estaban agrupados en el Partido Demócrata que dominaba ampliamente en los antiguos estados esclavistas del sur. No obstante, ambos partidos no eran ideológicamente "puros", había corrientes contrarias en ambas instituciones políticas, pero las posiciones dominantes eran las ya señaladas.

El gran cambio en el Partido Demócrata se produjo durante la década de los treinta bajo la presidencia del demócrata Franklin Delano Roosevelt, en los tiempos que se buscaba dar una salida a la recesión de 1929-1933. El presidente Roosevelt buscando apoyos para su programa económico conocido como "New Deal" firmó acuerdos de colaboración con dos muy importantes organizaciones: la National Association for the Advancement of Colored People (Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color), conocida por sus siglas NAACP y el Congress of Industrial Organizations (CIO) o Congreso de Organizaciones Industriales, que defendía los derechos laborales de una creciente clase obrera industrial.

Hay que recordar que, desde fines del siglo XIX, pero principalmente a principios del siglo XX, el Partido Republicano se había caracterizado por defender el libre comercio y se había posicionado en contra de una mayor intervención del Estado en la Economía, razón por lo cual eran fuertes opositores al New Deal de Roosevelt. 

El acuerdo de la NAACP y de la CIO con Roosevelt para apoyar el New Deal incluyó los siguientes compromisos por parte del presidente y su partido, el Demócrata: impulsar los derechos civiles, promover leyes contra los linchamientos de los negros en los estados del sur, la abolición de todas las leyes que obstaculizaran el voto de los ciudadanos de color (llamado impuesto electoral) y promover leyes para la justicia laboral. Con el apoyo de estas fuertes organizaciones el New Deal se impuso y el Partido Demócrata ganó todas las elecciones presidenciales desde 1932 hasta 1948.

De esta manera, fue como el Partido Demócrata asumió las causas de la defensa de los derechos civiles y las demandas de los trabajadores y abandonó a los supremacistas blancos y defensores de la discriminación. Fue en este tiempo donde los propietarios del sur abandonaron el Partido Demócrata y fueron recibidos con los brazos abiertos por el Partido Republicano que había sido debilitado por el éxito de la política del New Deal. No obstante, en el Partido Republicano persistieron fuerzas que seguían siendo fieles a las viejas causas del partido como la defensa de los derechos civiles, aunque poco a poco se fueron debilitando. 

Fue en ese contexto cuando se produjo el tercer momento estelar de la democracia multiétnica de los Estados Unidos: la aprobación de la nueva ley de Derechos Civiles (Civil Rights Act) en 1964, y la ley de Derecho al Voto (Voting Rights Act) de 1965, lo mismo que la ley de inmigración y nacionalidad (Immigration and National Nationality Act), aprobada en 1965. Las tres leyes fueron promovidas e impulsadas por el presidente demócrata Lyndon B. Johnson, pero fueron aprobadas con el voto mayoritario de ambos partidos tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.

La aprobación de estas leyes provocó de nuevo la reacción violenta de los supremacistas blancos del sur y sus acciones para tratar de impedir nuevamente, como un siglo atrás, la aplicación de las leyes federales. Tuvo que intervenir nuevamente el ejército para asegurar por ejemplo que las escuelas públicas recibieran a los niños de color. Estas acciones violentas incluyeron el asesinato del líder Martin Luther King en 1968. Fue una demostración más de que una parte de la sociedad norteamericana no terminaba por aceptar las reglas básicas de una democracia multirracial o multiétnica.

En términos políticos, el cambio de roles de los partidos Demócrata y Republicano continuó decantándose, los defensores de los derechos civiles hacia los demócratas y los supremacistas blancos hacia los republicanos. 

Hubo un elemento adicional que influyó para que el Partido Republicano fuera conformando un perfil como el que hoy exhibe y representa Donald Trump. Me refiero a la alianza que desde fines de los años cincuenta estableció con las organizaciones cristianas (protestantes y católicas), con seguidores predominantemente blancos y con programas conservadores que empataron con los nuevos perfiles del Partido Republicano. 

Hubo un elemento clave adicional que explica los perfiles actuales de los partidos y sus posiciones políticas: la diversificación de la sociedad norteamericana, pero de eso hablaremos en otra colaboración.