
18/02/2025 16:10 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 18/02/2025
Por @chefjuanangel
-Pase usted, su majestad Concepción I, la están esperando, de este lado le sirven nuestra bebida ancestral.
-Bienvenida su alteza Ricardo II, aquí tiene, servida en copa, como a usted le gusta.
-La estábamos esperando su excelencia, pase por aquí, Alberto III, dejamos la botella sumergida en hielo sobre su mesa.
A las 6 en punto, se abrían las altas puertas del palacio (unas, cuya madera había sido traída desde lo más alto de las montañas), cronometradamente, comenzaban a desfilar reyes y reinas de diferentes partes del mundo que iban a refrescarse con la bebida oficial del palacio, la cual, traía grandes beneficios a la vida de las personas.
Y aunque no se trataba, específicamente, de un desfile de modas, los invitados llegaban ataviados con sus mejores galas, todo acorde a su época y lugar de origen.
La reina Concepción I portaba un elegante chongo elevado y sostenido por una estructura de chinos mal peinados y un broche de mariposa en la parte posterior; el Rey Ricardo II arribó con unos pantalones azules ajustados al cuerpo con un manto rosa brillante y dos caros diamantes incrustados en su mejilla derecha.
Por su parte, el Rey Alberto III portaba una especie de zapato tipo zueco holandés elaborado de piel, con la punta algo alargada y un patrón bordado en la parte superior, el cinturón era del mismo material y portaba una hebilla brillante con su nombre grabado.
Al interior del palacio, se encontraba un gran patio central enmarcado por cuatro pasillos conectados a él, cuyos altos techos se sostenían por decenas de columnas, al fondo se erigía un templete de madera blanca inmaculada y sobre él, la orquesta de cámara, un portentoso chelista, dos hombres encargados de las cuerdas y dos instrumentos más con talentosos invitados.
La música empezó a sonar y la bebida a resbalar sobre las gargantas de la realeza, un dorado brillante y espumoso impregnaba, instantáneamente, el torrente sanguíneo y adquirían energía que los invitaba a cantar, bailar y hacer diferentes expresiones artísticas dentro del patio central. Todos eran felices.
En la puerta del palacio tintineaba un letrero iluminado que parecía tener un corto circuito, apenas se alcanzaba a leer "Club Obregón".
El Club Obregón es una especie de cantina, bar y centro de baile típico de Hermosillo. Ahí, todos pertenecen al mismo estrato social. Ricos, pobres, vaqueros, amas de casa, empresarias, homosexuales, negros, blancos, todos son iguales, no existen juicios ni prejuicios.
Tanto La Concha, El Richi y El Bebeto por igual beben cervezas en vasos o directamente de la caguama.
Aquello no era una fiesta de la realeza pero todos eran reyes de su felicidad, una felicidad que se contagiaba, alegraba el alma y refrescaba junto a cada trago de caguama Tecate.
En el antiguo Egipto, se creía que la cerveza había sido invención del dios Osiris, lo cierto es que la cerveza refresca los más importantes momentos de nuestra vida, cierra tratos de negocios, crea amistades y alegra el espíritu, siempre y cuando se beba con moderación.
Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo
y chef profesional, creador de contenidos
gastronómicos para plataformas digitales
y embajador de marcas de alimentos.