25/11/2024 12:50 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 25/11/2024
Manuel Valenzuela V.
Los políticos estadounidenses siempre se proclaman defensores de la democracia en el mundo y en nombre de ella muchas veces han intervenido en otros países. Uno pensaría que dada esa defensa de la democracia en el frente externo estaría muy bien fundamentada en su propio sistema interno, pero no es así.
En el libro que hemos comentado en las últimas entregas de La Periquera, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt nos han mostrado cómo muchas de las instituciones de representación de los Estados Unidos están plagadas de mecanismos de control por parte de las minorías que van más allá de las salvaguardas de derechos fundamentales y que bloquean por sistema las decisiones de las mayorías.
En el propio subtítulo del libro que comentamos, "La dictadura de la minoría" se plantean el reto de "Cómo revertir la deriva autoritaria y forjar una democracia para todos", y en su capítulo de cierre enlistan una serie de quince reformas que los autores consideran indispensables para democratizar su sistema político y electoral. Aquí comento las siete que en mi opinión tienen mayor relevancia.
El primero de ellos parece bastante elemental y sorprende que aún se siga señalando como reto por desarrollar. Se trata de aprobar una enmienda constitucional que garantice el derecho a votar a cada uno de los ciudadanos estadounidenses, que prohíba a los estados cualquier tipo de restricción al sufragio y ponga la organización de las elecciones de los poderes nacionales (legislativo y ejecutivo) en manos de un organismo autónomo de carácter federal, en lugar de ser una facultad de las entidades federativas como lo es en la actualidad.
Cuando analizamos esta demanda nos damos cuenta de que ese organismo nosotros ya lo tenemos en el INE (al menos hasta antes de que a este gobierno decida quitarle su autonomía como lo propuso AMLO antes de que lograra controlarlo) y que la organización de las elecciones federales nunca ha estado en manos de los estados, nos parece poco entendible que los Estados Unidos aún no la tengan.
La siguiente reforma que proponen es la de abolir el Colegio Electoral. Como todos sabemos, en Estados Unidos al presidente de la república no lo eligen los ciudadanos de manera directa vía el voto popular, sino a través de un mecanismo indirecto como lo es el Colegio Electoral, por lo que en ocasiones no es elegido el candidato que haya obtenido más votos sino el que haya ganado en las entidades federativas suficientes para conseguir el número votos electorales en el Colegio Electoral. No es el caso de las elecciones recientes donde Trump también ganó el voto popular.
La propuesta de Levitsky y Ziblatt es que se elimine ese mecanismo que viola el principio democrático básico de que un ciudadano es un voto y todos deben contar igual, por lo que proponen adoptar el mecanismo de elección directa. Para envidia de muchos, en México ese mecanismo ya lo tenemos prácticamente desde el inicio de nuestra vida democrática. Otra cosa muy distinta es que en muchas ocasiones no se haya respetado.
La siguiente es la de reformar el Senado eliminando la representación igualitaria de los estados y sustituirla por otra que sea proporcional al número de ciudadanos que vivan en ellos. De acuerdo con el análisis de los autores, la forma en la que el senado está conformado hoy viola el principio de un ciudadano un voto y distorsiona la representación de tal manera que un voto de alguien que vive en Delaware o Dakota del Sur tenga un peso 80 veces mayor de otro que vive en California. Argumentan que el sujeto de derecho de representación del estado no es la geografía sino las personas que habitan en cada territorio.
Explican, además, que la forma en la que se constituyó el Senado en la Constitución respondió a condiciones muy específicas de la necesidad de mantener la unión de las trece colonias originales, condiciones que han cambiado radicalmente. En este caso, esta modificación aplica al caso mexicano ya que perdura esa misma conformación que nuestra constitución tomó precisamente de la estadounidense.
Una siguiente reforma que se propones es la de incorporar el principio de representación proporcional en la Cámara de Representantes, de tal manera que las minorías que no ganen un determinado distrito puedan tener también representantes en proporción a los votos que hayan obtenido en una circunscripción. Actualmente hay muchos distritos muy competidos que los gana uno de los partidos por escasos votos, pero el ganador se queda con toda la representación. Esta reforma también ya la incorporamos en el sistema electoral mexicano.
La quinta reforma que destaco es la de abolir lo que los estadounidenses llaman el filibusterismo (una especie de obstruccionismo sistemático) en el Senado, es decir la obligación de que para que cualquier ley sea aprobada se requiere el voto de al menos tres quintas partes de los integrantes del Senado. Se propone que en todo caso sea usado solo para las modificaciones a la constitución (como existe en México, pero con las dos terceras partes), y usar solo mayoría simple para las demás leyes. Esto eliminaría el bloqueo que hay actualmente en el Senado al grado de que es muy difícil aprobar leyes dada la polarización extrema que hoy existe.
La sexta reforma que destaco de las propuestas por los autores es la de facilitar el proceso de aprobación de enmiendas a la constitución, ya que actualmente además de la aprobación en las cámaras de Representantes y el Senado por mayoría calificada, se requiere el aval de tres cuartas partes de los congresos estatales, lo que hace ´prácticamente imposible los cambios a la carta magna.
Finalmente destaco la reforma de establecer límites a la duración del encargo de los jueces del Supremo Tribunal, ya que sus nombramientos son vitalicios y se propone que se acoten a doce o diez y ocho años. También se propone que se ordenen los escalamientos de las sustituciones, de tal manera que cada administración presidencial pueda nombrar exactamente el mismo número de jueces de Tribunal Supremo, con algún acuerdo explícito en casos de fallecimientos mientras están en el encargo.
Vistas en su conjunto estas propuestas de reformas nos dejan muy claro que, al menos en la norma, la democracia mexicana ha avanzado mucho más rápido que la de los Estados Unidos. Al menos así lo venía haciendo hasta antes de la 4T. El problema nuestro no había sido la falta de la norma, sino la voluntad política para aplicarla y las trampas que se han usado para manipular la regla escrita. El hecho de que la anterior y la actual administración estén operando el regreso al modelo hiperpresidencialista anterior es otro problema que representa una involución democrática.