El refugio de Toño
@chefjuanangel
-uuuuuuuuUUUUUUUUUUuu... y despega el boeing 737 de la pista de aterrizaje..... ffffffffiiiuuuuuu-
-Antoniooo, ya deja esos aviones y vente a cenar- ordenó su mamá mientras lo observaba con una mirada que podía exterminar las 7 plagas del Apocalipsis -Ese muchacho me va a volver loca con el riudajo que hace cada vez que despega un avión del piso-
Toño tenía 8 años, en su mente había turbinas, alas, pistas de aterrizaje y una pasión desbordada por hacer volar sus pequeños aviones de juguete...
-Antoniooooo se va a enfriar el arroz- gritó su abuelo desde el fondo de la cocina; encima de la estufa de 4 quemadores, había un gran sartén extendido que cubría por completo las 4 parrillas; de él emanaba un aroma que unía a toda la familia en Navidad; sí, era 24 de diciembre y el platillo de Nochebuena, como cada año, sería: paella, una que a base de mucho esfuerzo, se había podido completar para alimentar a toda la familia, entre los escasos trozos de carne y marisco había abundante arroz amarillo que se convertía en el punto de encuentro, el refugio familiar donde todos estaban felices, contentos, conviviendo y compartiendo la alegría de comer y coincidir.
-Antonio recibe su título como Licenciado en Contaduría Pública- Junto a la voz del maestro de ceremonias se escucharon aplausos y sollozos llenos de orgullo.
-Muchas felicidades hijooo, ya veees, y tú que pretendías ser piloto aviador... ya verás que te irá bien, tu tío quieree darte trabajo...- Mientras Antonio escuchaba a su mamá, recordaba la colección de aviones de juguete, especialmente el Boeing 737.
-Vámonos a comer, tu abuelo hizo paella- Ya en la mesa, Toño veía a su abuelo, disfrutando la preparación y servicio de aquel platillo que había traído en su maleta de recuerdos cuando tuvo que huir de España durante la Guerra Civil.
-Brindemos por Antonio, ¡Salud porque nos gusta lo que hacemos y hay que compartirlo!- dijo el abuelo mientras sostenía la paellera en sus manos. Aquella frase revoloteó en la cabeza, estómago y corazón de Antonio durante los siguientes años, sobre todo cuando disfrutaba cocinando los fines de semana, alejado de los libros de contabilidad.
-¿Te gusta la pizza de champiñones?- Preguntó Javiera; Antonio la escuchó con asombro, mientras temblorosamente sostenía una taza de café, ese fue el primer cuestionamiento que le hizo la nueva chica que le había presentado su primo; y en ese momento colocó la pizza en el mismo altar de la paella y frente a él se juraron amor para toda la vida; así, emprendieron un viaje para construir su propio refugio, uno que fuera tan cálido como la paella y tan lleno de pasión como la pizza. 20 años más tarde, despues de haber contabilizado los números de grande empresas, Toño escuchó la segunda pregunta importante de su vida -¿Gusta una copa de zinfandel?- Antonio tomó el vino, bebió un sorbo y entendió que su refugio en la vida no estaba del todo seguro:
" Mi nombre es Antonio, soy Contador Público, con 44 años, dedicado a la administración desde siempre vivo los espacios para la comida y el vino con pasión. Hoy, y sin ser más extenso, el primer paso que debo dar es conocer más, prepararme, estudiar y crecer en el mundo del vino, por ello le expongo que estoy interesado participar en el Curso de Vino 2018 de la Escuelita de la Estación de Oficios El Porvenir, espero contar con la suerte de poder participar en esta ocasión".
Antonio se puso de pie, tomó la mano de Javiera y junto a su hija Aranzazu abrieron la puerta de su nuevo refugio: el vino; en él, Toño develó su vocación mediante el gusto de hacer y compartir lo que ama: Palmo de Tierra, un vino que representa esa extensión de tierra que todos buscamos habitar, para ser y hacer felices a los demás. Nunca, nunca es tarde.
Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.