07/01/2025 10:44 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 07/01/2025
@chefjuanangel
-Trátalo con amor, Pablito-
-¡Así no, chamaco! ¡Dame ese machete para acá!-
Por los pequeños orificios que el tiempo había hecho al papel aluminio con el que blindaban las ventanas de la cocina para así guardar su mayor secreto, se asomaban las miradas de algunas mujeres que fisgoneaban desde la calle tratando de descubrir la fórmula secreta.
-Pablito, mira, ve a ver a "La Tapatía" mientras yo busco con "Don José"- ordenó su papá cuando entraron al mercado. Todos los días, a las 5:30 de la mañana estaban en las puertas de los negocios buscando el ingrediente principal de tan solicitada fórmula -Apá, mira, encontré 8 en "La Tapatía"- dijo Pablito con una sonrisa de gran triunfo, inmediatamente los llevaron a su casa y empezaron con el ritual, uno a uno los pusieron cuidadosamente dentro de una gran tina llena de agua fría, y como era verano, meter las manos junto con el producto era uno de los mayores placeres de Pablito - ¡Cuenta exactamente 2 horas Pablito, y cuida que no se arrime el perro!- el tiempo se cumplió a las 4 en punto de la tarde -Pablo, dale la mantilla a tu papá- ordenó Tere, su madre, dicho trozo de tela era para envolver el tierno e inmaculado fruto, una vez que a golpe de machete era descubierto tal como se descubre una perla al abrir una concha -¡Rápido, envuélvelos para que se mantengan frescos y húmedos!- ordenó su papá a Pablito; después arrimaron la licuadora y con un cuchillo pequeño de filo endemoniado perforaron el coco, vaciaron el agua, lo cortaron en trocitos y licuaron todo para obtener una mezcla cremosa que se exprimía en una tela de algodón y posteriormente se mezclaba con vainilla, azúcar y leche evaporada.
Doña Tere y don Pablo empezaron a preparar hielitos de coco con la misma dedicación y cariño para sus nietos, cuando ellos los compartían con sus amigos regresaban a comprarle, así nacieron en "Los Naranjos", una colonia al oriente de Hermosillo, los hielitos que eran motivo de convivencia para todos los vecinos que, bajo el pretexto de ir por un hielito al caer la tarde, se quedaban platicando en las calles. Lo más curioso de todo es que la receta siempre fue compartida al pie de la letra por doña Tere, pero nadie seguía los pasos del remojo, la mantilla y del trato cuidadoso del producto, y al parecer, por eso nadie logró replicarlos. En muchas ocasiones, obviamos pequeños detalles que parecen insignificantes al realizar una receta; nunca hay que omitir aquellos pasos que parecen románticos, porque además de serlo, hacen que la receta sea diferente.
Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.