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El trigal de Eulalio y Francisco

El burro jamás será un taco ni un taco podrá ser un burro, nos dice el chef Juan Ángel.

Tacos y burros
Tacos y burros Especial

por Juan Ángel Vásquez

20/03/2025 10:18 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 20/03/2025

@chefjuanangel

-¡Cómo que no se te dio bien el trigo, Eulalio!-

-Se dio como debía, Francisco-

-Mira el mío Eulalio, qué espiga tan bonita y grande, tan sazona-

-Ay Francisco, para que algo sea grande, tuvo que ser chico primero-

Frente a la carretera de cuatro carriles, había un gran sembradío de trigo, y justo a la mitad de la dorada hectárea, un cerco de palos altos pintados color rojo con alambre de púas entreverado que dividía la tierra a la mitad; las diferencias que había entre los hermanos Eulalio y Francisco era muy notoria y aunque ambos eran experimentados agricultores de trigo que habían heredado tierra y talentos de su padre, tenían una visión diferente de las cosas. Francisco era un hombre grande, corpulento, provocativo, exagerado y muy generoso; curiosamente así eran las espigas que salían de la media hectárea que tenía detrás de su casa. Sí, su padre les había heredado el terreno con una gran casa que también dividieron milimétricamente a la mitad, y como los porches de dichas casas daban a la carretera, cada uno puso ahí un puesto de comida. Por su parte, Eulalio era un hombre de estatura baja, rasgos finos, delicado pero lleno de emoción por lo que hacía, sembrar trigo para transformarlo en la mejor harina de la región, bueno, casi idéntica a la de su hermano Francisco. Los granos que ambos cosechaban los transformaban en harina, tanto el grano grande de Francisco como el más pequeño de Eulalio, le daban vida a un ingrediente que era el éxito de sus negocios: "Burros San Fermín" y "Tacos San Fermín", en honor a su padre, quien seguramente nunca imaginó que su tierra terminaría alimentando a miles de automovilistas. 

Las mismas características de Eulalio las tiene el taco; mientras que la personalidad de Francisco es idéntica al burro; y aunque ambos son hermanos, tienen notables diferencias entre sí, al grado de convertirse en especializaciones de la cocina. Hace días vi un documental que presentaba los mejores tacos de México, cuando llegaron a Sonora la estrella fue el burro de machaca, ¡no! el burro jamás será un taco, ni un taco podrá ser un burro, ambos tienen una magia que nos hace saborearlos de manera totalmente diferente, así como se saboreaba el trigo de los hermanos que contenía la misma calidad en diferente tamaño y presentación final.

Para no caer en errores y darle el lugar que se merece cada uno, estas podrían ser las diferencias más notables entre uno y otro en Sonora:

Un burro:

  • Es envuelto.
  • Tiene como base una tortilla grande de harina de trigo.
  • Lleva uno o varios tipos de carnes.
  • Tiene salsas y verduras limitadas, quizá alguna salsa picante o cremosa y un par de limones o rebanadas de pepino, mismos que se van agregando en cada mordida.
  • Sus variaciones pueden ser: ahogado, bañado y enrollado en tocino. 
  • La humedad que guarda un burro al concentrar tanta proteína caliente en su interior hace que sepa totalmente diferente a un taco.

Un taco:

  • Es doblado.
  • Tiene como base una tortilla chica de harina de trigo.
  • No tiene límite de salsas y verduras para aderezarlo; mismas que se agregan encima de todo el taco para saborearse juntos todos los ingredientes.
  • Sus variaciones pueden ser: quesadilla, caramelo y dorado.
  • La porción de carne correcta para el tamaño de tortilla y el contacto directo de las salsas sobre la proteína recién cocinada hace que un taco jamás pueda ser un burro.

 

Para acabar pronto, primero fue el taco y después el burro.

Chef Juan Angel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.

 

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