31/05/2024 11:36 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 31/05/2024
Por Thalía Ballesteros
Anoche me topé con una serie bastante regular (o eso pensé) en Netflix. Sigue a Vincent, un hombre que trabaja en un programa de televisión infantil y lleva una vida privilegiada con su familia en Nueva York. Sin embargo, debajo de esa superficie aparentemente perfecta, la familia está plagada de problemas. Todo estalla cuando Edgar, su hijo de 9 años, desaparece misteriosamente mientras camina unas pocas cuadras desde su casa hasta la escuela. A primera vista, la trama puede parecer algo trillada, ya que existen muchas películas y series con una premisa similar, pero a medida que avanza, te atrapa sin darte cuenta.
La ficción, creada por Abi Morgan, desafía los convencionalismos del género de secuestros con un enfoque innovador en el desarrollo de los personajes y sus conflictos internos. Vincent es un hombre creativo que lidera un exitoso programa de marionetas en la televisión. Aunque ha alcanzado el éxito, lucha contra una mente plagada de pensamientos tóxicos y destructivos. Está casado con Cassie (interpretada por Gaby Hoffmann) y tienen un hijo, Edgar (interpretado por Ivan Howe), quien es testigo de las constantes peleas entre sus padres. Ante este ambiente tenso, el niño encuentra refugio en la creación de su propia marioneta, a la que llama Eric.
La trama explora el descenso a los infiernos de la drogadicción y las enfermedades mentales de Vincent, mientras este intenta encontrar a su hijo, quien desaparece después de presenciar una discusión entre sus padres y decidir irse solo a la escuela. Este aspecto de la serie es fundamental, ya que la marioneta Eric, creada por su hijo y que da nombre a la serie, se convierte en una personificación de los problemas de Vincent. La voz de Benedict Cumberbatch realza esta idea. Eric es inoportuno, gracioso, crudo y no teme decir las cosas tal como son, incluso en los peores momentos.
Hace unos años, se lanzó una serie en Netflix que me encantó, titulada "Happy". Sin profundizar demasiado en el tema, narra la historia de un hombre alcohólico con problemas de actitud que comienza a ver un unicornio de peluche que lo guía hacia su dueña, quien ha sido secuestrada. Esta serie me recuerda a "Eric" en el sentido de que la locura se manifiesta a través de un personaje vinculado al niño perdido o secuestrado. Aunque ambos ejemplos abordan este tema de manera diferente, sugieren una revolución en la forma en que se trata la historia de un secuestro.
Por otro lado, la trama también se centra en el policía, un hombre de color, encargado de investigar el secuestro de Edgar. Sin embargo, él mismo lucha con su identidad, su sexualidad y su color de piel. Durante la investigación, se da cuenta de cómo el color de la piel influye en los medios y en la policía, así como en el estatus social y en quién es él mismo. También observamos a una policía indiferente que solo busca cerrar casos, sin profundizar en los sucesos ni conectarlos con otros casos similares.
"Eric" es una opción ideal para ver durante el fin de semana. Con humor, nostalgia y tristeza, nos transporta a los años 80 y nos sumerge en un drama con tintes de comedia oscura. Por todo esto, le otorgo 4 Thalíestrellas.
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