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Estados Unidos: cambio de paradigma

El nuevo modelo, sin abandonar el discurso del comercio libre, le añade ciertas restricciones por razones de geopolítica más que de racionalidad económica.

"Estados Unidos emprende un cambio radical en su economía política"
"Estados Unidos emprende un cambio radical en su economía política" Pexels

por Manuel Valenzuela

03/07/2023 10:32 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 03/07/2023

Manuel Valenzuela V.

Rana Foroohar, destacada columnista y analista del periódico británico Financial Times, publicó recientemente un interesante artículo analítico (reproducido por Milenio) titulado "Estados Unidos emprende un cambio radical en su economía política" en el que destaca que estamos en medio de un cambio de paradigma en la organización de la economía y política mundiales impulsado por la potencia norteamericana.

De acuerdo con la autora, el cambio de paradigma actualmente en marcha es de la magnitud del que se produjo a principios de los años ochenta del siglo pasado impulsado por Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido a favor de un modelo post keynesiano que priorizó la apertura de las economías y el libre comercio, así como la reducción del radio de acción del Estado buscando interferir lo menos posible a los mercados. Este modelo, que luego se conoció como "neoliberal", propició la globalización y la conformación de las actuales cadenas de suministro de la industria manufacturera global que hoy tenemos y que se intenta modificar. 

Este cambio de paradigma, de acuerdo con la columnista, está esbozado en tres discursos importantes, todos ellos pronunciados en el presente año: el mensaje anual a la nación del presidente Biden en enero; el del director del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jack Sullivan, en abril pasado donde explica las prioridades de los Estados Unidos en materia de seguridad nacional; y el de la representante comercial de EU, Katherine Tai, en Washington a mediados de este mismo mes de junio de 2023, en el que detalla las principales líneas de la política comercial del país. 

En todos ellos se vislumbra ese cambio de paradigma que, sin abandonar el discurso del comercio libre, le añade ciertas restricciones por razones de geopolítica más que de racionalidad económica. En particular, lo hace en sectores y regiones estratégicas, abriendo paso a un proceso de relocalización de las cadenas productivas mundiales en lo que conocemos como nearshoring (o friendshoring).

Por otro lado, se propone un fortalecimiento de las funciones reguladoras del Estado en los Estados Unidos para favorecer un proceso de reindustrialización del país que favorezca a las clases medias y, en el plano internacional, el fortalecimiento de las alianzas económicas, políticas y militares con países amigos (discurso de Sullivan). 

En esa dirección, el posicionamiento de Katherine Tai sobre política comercial, apunta al menos en dos direcciones: una, de oposición clara a todo poder concentrado sin importar que se derive del mercantilismo chino, del control de minerales estratégicos por Rusia o de las empresas de alta tecnología de los propios Estados Unidos; y dos, que la política comercial debe orientarse a que beneficie a las clases medias estadounidenses para que la política comercial pueda tener éxito. 

Tai habló de la necesidad de alejarse de los tratados de libre comercio que refuercen las actuales cadenas de suministro que ya demostraron que son "frágiles" y "nos hacen vulnerables". La propuesta es diversificarlas y regionalizarlas preferentemente a países amigos para hacerlas más seguras, confiables y resilientes. 

Adicionalmente, se señaló que los nuevos tratados comerciales deben estar ligados a la protección de los derechos de los trabajadores y al cuidado del medio ambiente, como es el caso del TMEC, que permite sanciones a las empresas que no respetan los contratos colectivos, a lo cual -señala- se resisten algunos gobiernos del sur global. A cambio de una legislación más estricta en materia de respeto a los derechos laborales y ambientales, se ofrece a los países emergentes un lugar en las nuevas cadenas de suministro. "La clave está en ofrecer a las economías un lugar en la integración vertical para que los países en desarrollo no queden perpetuamente atrapados en un ciclo de explotación", señaló Tai. 

De acuerdo con la columnista del Financial Times, este es el corazón del discurso de la nueva política económica que impulsa y orienta la administración del presidente Biden en los Estados Unidos, sin embargo, señala que falta que se definan los detalles de la implementación de esa política y la forma en la que van a reaccionar las otras potencias.

Una política con componentes proteccionistas como la que se esboza, si bien claramente favorece al bloque de Norteamérica, no solo perjudica a China y a Rusia, sino que puede afectar a países amigos de Estados Unidos como la Unión Europea, Japón, Australia y otros. De hecho, la Unión Europea ya ha manifestado su preocupación porque sus empresas queden muy limitadas para participar en el mercado estadounidense en caso de no reubicarse en Norteamérica. 

¿Qué papel le toca jugar a México en este nuevo paradigma y cómo deberíamos actuar ante él? Nuestro país puede ser el país más favorecido en este cambio de modelo ya que tiene condiciones para posicionarse como un país estratégico en muchas de las cadenas de suministro que se están reconfigurando. La clave es que el gobierno actual, y el que sigue, entiendan y aprovechen esta gran oportunidad. Veremos si México se puede subir a ese tren o lo dejamos pasar como ha ocurrido en otros momentos.