11/09/2023 09:07 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 11/09/2023
Por Manuel Valenzuela V.
Aunque es explicable que los analistas políticos y columnistas estén concentrados en el proceso electoral de 2024 en el país, vale la pena no perder de vista lo que pasa en Estados Unidos que también tendrá elecciones el próximo año. El destino de México durante los próximos seis años se definirá, desde luego internamente, pero mucho influirá lo que pase en el vecino país del norte con el que nuestra economía está profundamente entrelazada, y con quien tenemos otros tipos de lazos, empezando por los millones de compatriotas que se han ido a vivir allá y que, hoy por hoy, nos ayudan con una cantidad enorme de recursos en forma de remesas.
Lo primero que hay que mencionar es que en Estados Unidos la sociedad está igual o quizá más polarizada que en México. En los meses previos a las elecciones primarias de los partidos que se realizarán el primer semestre del próximo año, las preferencias electorales no podrían estar más reñidas. El pasado martes 5 de septiembre el periódico El Financiero difundió los resultados del último sondeo de The Wall Street Journal, en el cual el demócrata Joe Biden empataba con el republicano Donald Trump.
Lo curioso del sondeo mencionado es que, a la vez, existe una seria preocupación en los ciudadanos estadounidenses por la gerontocracia que domina las élites políticas de ambos partidos. Los votantes consideran que tanto Biden (80 años) como Trump (77 años) son demasiado viejos para gobernar a un país tan complejo y poderoso como son los Estados Unidos. Sin embargo, tanto en el Partido Demócrata como en el Republicano, los aspirantes son personas muy mayores. Biden luce frágil y vulnerable y, aunque Trump luce con más vigor, en realidad solo tiene tres años menos que su rival demócrata.
Pero más allá de las edades, en realidad lo más preocupante es la polarización creciente de la sociedad norteamericana y, sobre todo, las posiciones radicales de los dirigentes del Partido Republicano, las cuales son asumidas cabalmente por sus bases. Especialmente delicadas son sus posiciones sobre México en dos temas muy importantes: migración y tráfico de drogas. En el primero, lo menos que ofrecen es militarizar la frontera para detener el paso de migrantes y amenazan con expulsar a los que ya viven allá sin documentación legal. En el segundo, quieren declarar terroristas a los cárteles mexicanos para justificar una posible intervención del ejército de ese país en México para hacer lo que las autoridades mexicanas -dicen- no pueden o no quieren hacer.
Tal parece que, al menos entre los republicanos, mientras más radicales sean las posiciones en temas que involucran a México, más son los potenciales votantes que ganan a su causa. El sondeo mencionado también da cuenta que Donald Trump ha ampliado su ventaja entre los aspirantes a la candidatura a 46 puntos sobre su más cercano perseguidor, Ron De Santis, actual gobernador de Florida. Y eso a pesar de que Trump enfrenta actualmente cuatro procesos judiciales en su contra donde es acusado de 91 cargos criminales, incluyendo el de conspiración para desconocer los resultados de la elección federal de 2020 donde fue derrotado por Biden.
Por ello es válido preguntarnos qué pasa en Estados Unidos cuando al menos a la mitad de los ciudadanos no les importa hacer otra vez presidente a un presunto delincuente ¿Qué factores han llevado a tal nivel de radicalización a las bases del Partido Republicano al grado de considerar a los demócratas enemigos en lugar de adversarios políticos?
Por el lado de los demócratas las cosas tampoco andan muy bien. El presidente Joe Biden tiene el peor nivel de aprobación en la historia con solo un 39 por ciento de aprobación, solo después de la de Jimmy Carter y del propio Trump en su mandato que tuvieron peores niveles de aprobación. En este caso lo viejo sí parece ser un gran factor en su contra. Los electores lo ven débil y vulnerable al grado de que ni las cosas que está haciendo bien se las reconocen. Por ejemplo: según un sondeo de la AP (Associated Press) solo el 26 por ciento de los ciudadanos aprueba su gestión en la economía, a pesar de que la economía está creciendo y tienen la tasa de desempleo más baja en cincuenta años (3.5%), los salarios reales se han incrementado y la inflación se ha reducido sustancialmente. En todas las demás áreas también sale reprobado, excepto en su posición de apoyo a Ucrania.
Tal parece que, a los electores estadounidenses, al menos los que se inclinan por los demócratas, les gustaría un candidato o candidata más joven, pero que fuera competitivo frente a Donald Trump o cualquiera de los otros candidatos republicanos, que son casi todos ellos profundamente conservadores. Según una encuesta reciente de la cadena CNN, al 67 por ciento de los demócratas les gustaría un candidato más joven. El problema es que al parecer no tienen ese candidato emergente, al menos no hay alguien conocido que tenga las tablas para asumir el compromiso. La vicepresidenta Kamala Harris no despegó y hoy tiene un nivel de aprobación inferior al de Biden. Así que, como dirían los astronautas del Apolo 13, "Houston, tenemos un problema".