Columnas

¿Jugada maestra o intento de poder transexenal?

No es fácil que funcionen equipos de gobierno conformados por rivales de campaña y más en un régimen presidencialista como el nuestro.
"corcholatas" de Morena rumbo a la Presidencia de la República Especial
Manuel Valenzuela 12-06-2023

Por Manuel Valenzuela V.

El periodista Jorge Zepeda Patterson, en su columna "Pensándolo bien" de Milenio, calificó de "jugada maestra" del presidente López Obrador la que -según él- resolvió el problema de la sucesión en Morena en la elección del nuevo presidente de la República. Se refiere a lo que se filtró durante la semana de que el presidente habría propuesto un reparto de posiciones para el nuevo gobierno: el ganador de la encuesta de Morena obtendría la candidatura y muy seguramente, según sus cálculos, la presidencia de la República en 2024. El segundo lugar se iría a coordinar a los senadores; el tercer lugar a la coordinación de la cámara de diputados y el último lugar tendría una posición importante en el nuevo gabinete federal. Esto estaría en el fondo de lo que se plantearía este domingo (ayer) en la reunión del Consejo Nacional de Morena. 

Con ello, según Zepeda, AMLO, haciendo gala de "un talento singular" habría resuelto el problema de la sucesión de manera tersa y garantizado la unidad del bloque gobernante. No estaría entregando la estafeta a una persona sino a un equipo, que supuestamente trabajará en armonía y "sin sacarse los ojos" para llevar adelante "la Cuarta Transformación".  

En otras palabras, el "talento singular" del presidente habría consistido en repartir un pastel que no es el de su cumpleaños sino del próximo presidente(a), ya que esos cargos se ejercerían a partir de 2024, cuando él ya no sería presidente. Sería un intento por ejercer un poder transexenal al tomar desde ahora decisiones que corresponderían al próximo presidente(a). ¡Claro!, este planteamiento lo habrían aceptado las cuatro corcholatas a sabiendas que, a ciencia cierta, hoy aún no tienen nada asegurado y les ofrece una liana segura para saltar al otro árbol (hueso).

Por otro lado, sin hacer referencia directa a este artículo, Héctor Aguilar Camín, publicó al día siguiente en su columna "Día con día" en el mismo periódico Milenio, que los equipos de gobierno formados con rivales electorales nunca han funcionado bien. Recuerda que en los años setenta Luis Echeverría intentó algo parecido en la transición hacia el sexenio de López Portillo, con la misma intención de repartir el poder entre rivales y, al mismo tiempo acotar el poder del sucesor.

En esa ocasión, en la misma jugada en la que destapó a López Portillo, colocó a dos de sus competidores en la carrera del "tapado" como sus escoltas; a Porfirio Muñoz Ledo lo mandó a la presidencia del PRI y a Augusto Gómez Villanueva a la secretaría general del mismo instituto político. Más tarde, cuando se conformó el gabinete de Jolopo, forzó a que Porfirio Muñoz Ledo quedara en la Secretaría de Educación y Gómez Villanueva se fuera a la coordinación de los diputados priistas en el congreso. 

El experimento duró solo un año, ya que cuando López Portillo tomó totalmente las riendas del poder, los sacó no solo de sus cargos sino del país; a Muñoz Ledo lo quitó de la SEP y lo envió a la ONU como embajador, a Gómez Villanueva lo sacó del congreso y lo nombró embajador en Italia y, más tarde, al propio Echeverría que intentaba meter las manos en el ejercicio del poder, lo nombró "embajador plenipotenciario" en las islas Fiji en el Pacífico sur al otro lado de Australia.

No es fácil que funcionen equipos de gobierno conformados por rivales de campaña y más en un régimen presidencialista como el nuestro. Hay, sin embargo, ejemplos exitosos en los casos de fuerzas políticas distintas que pactan desde las elecciones mismas la integración de gobiernos de coalición y un programa de gobierno, donde se dividen los ministerios del gabinete y conforman una fuerza legislativa que saque adelante su programa. En Latinoamérica quizá el éxito más notable y perdurable lo fue el caso del gobierno de la concertación en Chile que sacó del gobierno a Pinochet y su grupo. 

No sabemos a ciencia cierta lo que vaya a pasar en el caso mexicano. Ni siquiera tenemos aún la confirmación de que las filtraciones son ciertas, ya veremos lo que este domingo se acuerde en el Consejo Nacional de Morena y cómo lo toman las corcholatas de AMLO. El otro paso importante será cuando se dé a conocer el resultado de la famosa encuesta y la forma en la que reaccionan los perdedores y si son capaces de integrarse con entusiasmo a la campaña de el o la ganadora. Después se verá si se reparten el pastel como lo determinó AMLO que, para entonces, si cumple su promesa, ya se habrá ido a su rancho en Palenque. Al menos, claro, de que desde allá quiera seguir moviendo los hilos del poder.

Por lo pronto, ya vimos que el "talento singular" que Zepeda Patterson le atribuye a López Obrador no es tan singular, más parece una rémora más del echerverriismo, y la "jugada maestra" puede terminar como sucedió en los años setenta. Quizá para entonces esté disponible la embajada en las Islas Fiji. Uno nunca sabe.