La delicada transición
Manuel Valenzuela V.
Ha concluido la etapa del conteo de votos y, aunque faltará que se desarrollen los procesos de impugnación y la calificación de la elección por el Tribunal Federal Electoral, el nuevo panorama político del país está prácticamente definido. Los electores han avalado claramente la continuidad de país delineado por el presidente López Obrador, mismo que defendió en la campaña la virtual presidenta electa.
Lo que sigue para Claudia Sheinbaum es preparar el plan y su equipo para asumir la gran responsabilidad de gobernar. Los problemas del país siguen ahí esperando soluciones: la violencia y la inseguridad, el deteriorado sistema de salud y muchas otras carencias en espera de soluciones. No obstante, entre el actual mes de junio y el 1 de octubre, fecha en la que asumirá la presidencia, transcurrirán cuatro largos meses de una transición que en varios sentidos será delicada.
Lo será porque en los hechos van a convivir dos poderes, el del presidente en funciones y el de la presidenta electa que, a pesar de que formalmente no mandará, tiene ya la investidura del voto popular y las fuerzas de poder se irán alineando en torno a ella en la misma medida que abandonan al presidente que se va. Ayuda mucho que sean de la misma fuerza política, pero no es del todo claro que la virtual presidenta electa haga lo mismo que el actual mandatario. Incluso empiezan a verse signos que pudiera haber un choque entre los equipos entrante y saliente en torno a las reformas pendientes y, quizá, en torno a la selección del gabinete de la virtual presidenta electa.
Los mensajes iniciales de la candidata ganadora parecieran apuntar a un estilo distinto al del presidente. Ha dicho que se propone gobernar para todos los mexicanos sin distingo del sentido en el que votaron, que su gobierno se cimentará en el diálogo y que tratará de unir a los mexicanos. Ha nombrado al doctor Juan Ramón de la Fuente como coordinador del equipo de transición, cuya imagen y discurso son totalmente distintos de los del presidente de la república. Ambos son signos alentadores como también lo es la continuidad del doctor Rogelio Ramírez de la O. en la Secretaría de Hacienda.
Sin embargo, hay otros factores de poder importantes que están a la espera de definiciones claras en otros aspectos. Uno de ellos son los mercados, que el día siguiente de la elección reaccionaron con temor ante la noticia de que Morena tendría mayoría calificada en la cámara de diputados y estaría muy cerca de la misma en el Senado, se derrumbaron la bolsa de valores y golpearon al tipo de cambio. El anuncio de la ratificación de Ramírez de la O. y el mensaje de éste anunciando el compromiso de bajar el déficit público a nivel del 3 por ciento como proporción del PIB, lo mismo que el ofrecimiento del respeto al Estado de derecho y la posición de amigable del nuevo gobierno frente a la inversión privada nacional y extranjera, ayudaron un poco a la tranquilidad, pero fue insuficiente. La cotización del peso se sigue deteriorando y al cierre de la semana el dólar rebasó los 18:39 pesos.
La principal preocupación de los mercados está en algunas de las reformas anunciadas en el llamado Plan C, en particular la del poder Judicial que plantea elegir por voto popular a los nuevos magistrados y destituir a los ministros actuales; la que elimina la mayoría de los órganos autónomos y la energética que propone modificar la constitución para fundamentar el modelo la Ley Eléctrica hoy suspendida por la Corte.
De confirmarse la mayoría calificada de Morena y aliados en la Cámara de Diputados y la cercanía a lograrla también en el Senado, el grupo gobernante tendrá todas las herramientas para llevar adelante el Plan C y debilitar fuertemente el equilibrio de poderes. Eso es lo que preocupa a los mercados y en ello aún no hay definición. Urge un pronunciamiento claro de la virtual presidenta electa en ese sentido. De ser distinto a la posición del presidente, el choque con éste será inevitable y la transición se complicará. Por el contrario, si ratifica lo dicho en campaña, los capitales podrían continuar saliendo del país, derribar al "superpeso" y provocar una crisis financiera mayor.
El Dr. De la Fuente ha dicho que la transición será en armonía, sin ruptura, pero también sin sumisión. En entrevista con Carmen Aristegui con franqueza le dijo a la entrevistadora que aún no tiene respuesta a lo de las reformas en esos rubros espinosos. Afirmó que la doctora Sheinbaum en los próximos días definirá su posición respecto a las reformas y sus tiempos. Más tarde ella misma aclaró que habrá diálogo antes de aprobar cualquier reforma, e incluso habló de un parlamento abierto, lo que muy probablemente implicaría que no se voten en septiembre.
La ciudadanía ha dado su voto de confianza al grupo gobernante e incluso le ha otorgado el poder para modificar la constitución si así lo desean. Si aprueban las reformas en los términos que las propusieron, la contención institucional habrá desaparecido y solo quedará la posibilidad de la autocontención.
Pronto conoceremos la posición de la virtual presidente electa. No hay manera de que le saque la vuelta, los mercados se lo demandan y de ello puede depender la estabilidad financiera y económica del país.