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La nonna Pierina

Además de su combinar sabores extraños, Pierina era excelente costurera.

Antigua calle que conduce a aldea en Italia
Antigua calle que conduce a aldea en Italia wirestock en Freepik.com

por Juan Ángel Vásquez

03/10/2023 11:28 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 03/10/2023

- ¡Pruebaaa!, ¡está muy ricooo! -

- No abuelitaaa, ¡qué ascooo!-

- ¡Prueba, mijito!, ¡te va a gustar! -

A sus ochenta años, Pierina había desarrollado un extraño gusto por un platillo de su autoría: pan dulce tostado con camarones fritos y un vaso con soda de toronja. 

De cabellera corta y blanca, con su característica chambrita morada y vestido estampado con círculos azules, Pierina recorría a pie las calles adoquinadas de Varese, una pequeña ciudad italiana rodeada de montañas y lagos.

- Voy a llevar 4 metros de esa terlenca, dos hilos rojos y una caja de alfileres -

Además de su capacidad para combinar sabores extraños, Pierina era excelente costurera y le encantaba la agricultura.

- Mira, Alessio, en ese zurco vamos a poner las semillas de perejil, en el siguiente hay que sembrar zanahorias, y después los ejotes -

El pequeño Alessio era el nieto raro de la familia, su color de pelo rojo cobrizo y la gran cantidad de pecas que iban de pies a cabeza lo convertían en el blanco perfecto para las burlas, por lo cual era su nieto más cercano.

- Nonna (abuelita), ¿cuánta leña quieres que ponga en la estufa? -

- Nooo, no, nooo, deja ahí, muchacho, yo lo voy hacer - dijo Pierina mientras agitaba las manos desesperadamente.

En la parte más importante de la cocina, junto a la pared de azulejos azules, había una estufa de color blanco, con una serie de puertezuelas por donde se metía la leña para encender el fuego y preparar los alimentos, además de calentarse durante el frío invierno.

- Recuerden, hay que comer ligerito y temprano antes de la misa de Noche Buena, ¡los quiero listos a la una en punto a todos en la mesa! - gritó Pierina a los cuatro vientos asegurándose de que toda la familia la escuchara con atención. 

En Varese, no se acostumbraba celebrar por lo alto el 24 de diciembre en la noche, el festín era el 25, el mero día de Navidad, ahí se servían los mejores potajes y se abrían los regalos. Sin embargo, el 24 no pasaba de largo.

- Alessio, hazte para allá, te va a salpicar aceite - Pierina tomó 4 ingredientes de la alacena y comenzó a preparar la comida.

- ¡Apúrenseee!, ¡ya casi está lista la comida! - 

Alessio la observaba detenidamente poner una lata de anchoas en una cacerola caliente con aceite de oliva, lo cual era el inicio de un suceso tan importante como el mismísimo solsticio de primavera: solamente sucedía una vez al año y llenaba de vida, aromas y sabores a toda la familia. 

Con sus manos arrugadas y repletas de lunares, Pierina se acomodó el collar de cuentas azules, tomó aire y levantó la pesada olla con agua y pasta hirviendo, escurrió el líquido y aventó la pasta bruscamente sobre la sartén con anchoas; hizo lo mismo con un puñado de sal, mezcló un par de veces y dispuso la cacerola al centro de la mesa. Ya no hacía falta nadie.

- ¿A ver quién va hacer la oración antes de comer?, ¡Alessio, deja el tenedor, espérate! -

- Ay, abuela, yo la hago rápido... Gracias Diosito porque es 24 y la nonna hizo el espagueti feliz -

En ese momento el espagueti "sin nombre" fue bautizado. Pierina volvió acomodarse el collar, se rascó la cabeza tratando de entender y agradecer aquel enunciado dicho por el pelirrojo pecoso.

A la vuelta de los años, el pelo rojizo de Alessio cubrió también su barba mientras se convertía en un chef, un chef italiano que comenzó a viajar cocinando en los mejores restaurantes de la región, incluso fuera de su propio país. Llegó a Sonora y aquí cumplió 20 años preparando platillos típicos de Italia. 

Una noche, al llegar a su casa cansado, enfadado de tantas pastas y pizzas, tomó una sartén, buscó anchoas en la alacena y preparó el platillo de Pierina; mientras, resonaba en su cabeza "Gracias Diosito porque es 24 y la nonna hizo el espaguetti feliz"... enjugó las lágrimas de sus ojos, lanzó un beso al cielo y engulló desesperadamente aquel plato que lo conectó con su esencia, con sus raíces.

Se sintió amado y abrazado por su nonna, y descubrió que no se trataba de un 'espagueti feliz', sino de su lugar feliz, al que acude cada vez que se encuentra en crisis. Lo más curioso es que la receta no ha estado en ninguno de sus restaurantes, se trata de un platillo tan mágico y poderoso que nunca lo ha podido sacar de la cocina de casa, el lugar predilecto de Pierina.

 

Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.