La revista del baño
@chefjuanangel
-¡Quién sacó la revista del baño! ¡Ching...!
-Yo no la agarré, a lo mejor fue mi mamá- contestó el pequeño Saúl-
-Ya les he dicho que no se debe mover la revista del escusado-
-¡Saúl, no me andes levantando falsos!- y con el dedo apretado, su mamá le dio un coscorrón-
-Vale más que la encuentren y la traigan, no me voy a poder concentrar- gritó Tito furibundo mientras pujaba con fuerzas.
El segundo viernes de cada mes, en punto de la 1 de la tarde llegaba don Paquito cargando un morral repleto de sobres y envoltorios de plástico a la casa del Gordo Ariel, a quien irónicamente le decían así por su figura escuálida y piel amarillenta. -¡Qué pasó don Paquito, siempre tan puntual! ¿Quiere un cigarro?- y mientras abría la cajetilla de Raleigh con una mano, con la otra recibía el envoltorio cuyo remitente se alcanzaba a leer "calle Shakespeare # 6 Colonia Anzures, México DF", - Aquí tiene lumbre don Paquito- y en ese momento, cuando el cartero se fumaba el cigarro recargado en el eucalipto de la casa del vecino, el Gordo Ariel abría el paquete con una cara de emoción, ansias y locura contenida en sus dos pupilas dilatadas -Shhhhh, appaaá, apaaaaaá, ¿ya mero sales del baño?- Toc toc toc -Apaaaá, ¿adivina qué?, ya llegó don Paquito, le entregó la revista al Gordo Ariel- Sin lavarse las manos, Tito abrió la puerta del baño, fajándose la camisa tomó la cajetilla de cigarros de lo más alto del trastero y salió a la banqueta -¿Qué pasó Ariel, cómo va el día? ¿Gustas un cigarrito?- y extendió la mano a través del cerco que estaba junto al eucalipto, Ariel de inmedianto guardó la revista escondiéndola por detrás del pantalón -Oye Ariel, ¿qué te ha parecido la revista de mayo?- dijo entre dientes Tito -Mira vecino, ya te he dicho, no te voy a prestar la última revista hasta que me llegue la nueva -mjmjm- carraspeó don Paquito, se despidió y se fue -A ver Tito, tráeme la de abril y te presto la de mayo- Ambos vecinos tenían un trato: cuando llegaba la nueva revista, el Gordo Ariel le prestaba la del mes anterior a Tito, siempre y cuando, este le regresara la del mes antepasado.
-¡Mujer. dónde andas! ¡Saúl, ven acá!- Tito estaba enojado y nervioso, la revista de abril estaba desaparecida, la relación con el Gordo Ariel pendía de un hilo -Por el amor de mi madrecita santa que nos ve desde el cielo, encuentren la revista por favor- suplicó Tito mientras desparramaba la vista sobre todos los rincones del baño: atrás de la taza, debajo del bote de la basura, dentro de la regadera, en el tubo del lavamanos.
-¡Ya está la comida!- gritó Esther desde la cocina, su esposo Tito tenía la cara desencajada y Saúl seguía buscando la revista por todos lados -¡Hice tacos de gusano de res!- sobre la mesa puso un platón repleto de tortillas de maíz recién hechas, rellenas de una carnita bien condimentada -Ah vieja, cada vez te avientas mejores recetas- Esther se dio la media vuelta y sacó del horno la revista extraviada -¡Pobre de ustedes que me digan algo, gracias a esta revista comemos mejor y más variado, pero me han traído tan ocupada que si con las tareas, que la kermés de la iglesia y el montón de ropa por planchar, que no había podido transcribir las recetas de Selecciones.
Antes de que llegara tanta tecnología a nuestras vidas, una de las maneras más eficientes de innovar en la cocina era a través de las revistas, las especializadas en cocina, o aquellas que tenían una sección de recetas; aún en estos tiempos, leer una revista de recetas tiene una magia que nunca se igualará a los videos o publicaciones de redes sociales.
Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.