Los chocolates gringos
@chefjuanangel
El reloj se detuvo, el viento dejó de soplar y todos voltearon la mirada hacia aquella envoltura ruidosa que dejaba entrever una delicia inalcanzable para la mayoría, un lujo que solo podían disfrutar los niños que traían zapatos, pantalones sin remiendos, camisetas de colores vivos y calcetines sin necesidad de zurcir, Desiderito, hijo de Desiderio, era uno de los afortunados.
-¿Quién te dio ese chocolate?- le preguntó Nacho desde lejos, nadie se acercaba, todos guardaban distancia y respetaban aquel momento lleno de sabor, ni siquiera se atrevían a pedirle un trozo.
-Este milquigüey no me lo dio nadie, me lo compró mi papá- contestó el pequeño Desiderio; todos abrieron los ojos y con cara de asombro tragaron gordo mientras el agraciado mordía el chocolate retirando poco a poco el envoltorio.
Justo frente a la casa de Maleno, el comandante, vivía la Rita de Pedrón (pero sin Pedrón, era viuda), su hija: "La Carmelita de la Rita de Pedrón", trabajaba en los Estados Unidos y cada vez que los visitaba, traía variados productos gringos para que vendieran en su changarrito; entre las latas de sardinas "Jarochitas", los cuadernos "Campeón" y las bolsitas de café verde, estaban dos turistas norteamericanos que deslumbraban a la mayoría, se trataba de las latas de chocolate Hershey y las barras de chocolate Milky Way; dos artículos de lujo, solo las familias pudientes tenían acceso a ellos, y claro, también quienes habían ahorrado durante meses para casarse y tenían al champurro en su menú de boda; sí, además de la harina tostada y la panocha, la cocoa Hershey es un elemento importante en su preparación, y esa era una de las razones de que dicha bebida no se preparaba con frecuencia, sino que se guardaba para los magnos eventos.
Del otro lado del Salón para Actos Cívicos estaba la famosa tienda de "La Amalia", una mujer madura, soltera, quisquillosa y de mal genio, temida por niños y alguno que otro adulto. En sus estantes de madera pintados color guinda estaban acomodados meticulosamente los básicos de la despensa y entre ellos varias golosinas, en ese apartado entraban: el chocolate Abuelita y los sobrecitos de Molinillo, un polvito dulzón con bajo porcentaje de chocolate, que satisfacía a quienes no les alcanzaba para comprar el famoso Milky Way. Si nos referimos al chocolate, la división de clases era notoria.
-Nachoo, Nachitooo, ven mijoo, mira lo que te traje del otro lado- dijo su tía Magdalena mientras sacaba de la bolsa un chocolate, envuelto en ese precioso y brillante papel plateado. Junto a Nacho, todas sus hermanas recibieron también un chocolate como regalo de Navidad; Martina se lo comió todo y puso el envoltorio dentro del álbum de fotos, Concha lo guardó en un escondite, Meche lo probó dando una pequeña mordida en la punta y lo volvió a envolver enrollando el papelito.
¡Tráeme chocolates del otro lado! Es una frase que, a pesar de estar en desuso, no hace muchos años se utilizaba haciendo referencia a los Milky Way, Hershey y otras marcas exitosas que usan cacao y/o cocoa en sus preparaciones, y es que los Estados Unidos fue uno de los países que supo aprovechar el uso de este producto mexicano, sí, igual de mexicano que el maíz. Al llegar Hernán Cortés a México, logró que los aztecas le cambiaran oro por cacao, así, los españoles adquirieron la costumbre de beberlo con la única diferencia de endulzarlo con azúcar. En 1528 Cortés regresó a España con un cargamento de cacao, además de las recetas y utensilios necesarios para su preparación y así se expandió por el mundo. Siglos más tarde, nuestro vecino país del norte cobró vida en el mundo chocolatero: en 1894, Milton S. Hershey tomó la decisión de agregar chocolate a los caramelos que por 18 años había fabricado en Pensilvania, y en 1900 produjo su primera barra de chocolate, creando una revolución con ese producto. A propósito, Hershey fue el primer proveedor de chocolate de Mars, la marca que produce Milky Way ¡Vaya! Un chocolate tan lejano, pero tan nuestro.
Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.