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Los retos del futuro gobierno (1)

La seguridad, el Estado de Derecho y el crecimiento suficiente y sostenido serán tres de los retos de la futura presidenta de la República.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudi
El presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudi Agencia EL UNIVERSAL/Fernanda Rojas/RDB.

por Manuel Valenzuela

15/07/2024 10:07 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 15/07/2024

Manuel Valenzuela V.

Poco a poco parece ir quedando atrás la etapa de aguda confrontación política que caracterizó el proceso electoral, pero los problemas del país están intactos esperando solución. Atrás ha quedado una elección que claramente validó el proyecto ofrecido por López Obrador, pero que cargará para siempre con la sombra de haber sido la más evidente elección de Estado desde los tiempos del partido hegemónico representado por el viejo PRI. La historia juzgará a la administración que fenece y pondrá las cosas en su lugar.

Por lo pronto es hora de pasar la página y enfocarnos en lo más importante: resolver los problemas y tratar de construir un mejor país. En esa tarea, la responsabilidad principal es la de la futura presidenta de la república que deberá coordinar los esfuerzos de la sociedad para la enorme tarea que se avecina. Enfrenta muchos retos, pero los tres que me parece son los más relevantes son; la seguridad, el Estado de derecho y el crecimiento suficiente y sostenido. En una siguiente nota me referiré a otros desafíos también muy relevantes.

   Primero, el de la seguridad. No hay proyecto posible con visión de futuro si no se rescatan las funciones esenciales del Estado: dar seguridad a la vida de las personas y a sus propiedades. Esto incluye garantizar el ejercicio de los derechos individuales y sociales. Para hacer esto posible, es necesario recuperar el control total del territorio por parte del Estado y recuperar el monopolio legítimo del uso de la fuerza, arrebatándoselo a los grupos criminales, pero también en el cobro de impuestos y otras funciones como brindar seguridad. 

No es necesario abandonar el discurso de atacar las causas, solo hay que ampliarlo a las otras causas como son las organizaciones criminales que carcomen la vida institucional del país, trabajan en la impunidad e imponen su ley en vastas regiones del territorio. Lo anterior seguramente requiere de una amplia y profunda labor de inteligencia, cooperación internacional y de renovar todo el sistema de procuración, administración e impartición de justicia. El proceso podrá implicar ciertos episodios de violencia, pero si hace bien y de manera coordinada, serán los menos y mandarán un mensaje claro que no habrá más impunidad.

Segundo, rescatar el Estado de derecho. Si se quiere vivir en un Estado democrático y republicano, es necesario garantizar la división de poderes y el respeto al federalismo, lo que implica una estrecha coordinación con los gobernadores, pero sobre todo en compromiso del cumplimiento de la ley. Por la posición expresada por la virtual presidenta electa con relación a la reforma judicial, me da la impresión de que ella realmente no cree en la división de poderes y se inclina más bien por una visión autoritaria del poder, pero eso lo veremos hasta que tome posesión.

En este reto el cumplimiento de los contratos y de los tratados internacionales son fundamentales para dar certidumbre a la inversión y garantizar el trabajo coordinado con el sector privado nacional e internacional que den viabilidad a un crecimiento de largo plazo. 

Tercero, el reto del crecimiento de la economía. No existe proyecto de mejoramiento continuo de las condiciones de vida de la población que sea sostenible en el largo plazo si no hay crecimiento de la economía. Este ha sido el gran problema de México en las últimas casi cinco décadas. Ni los gobiernos que el oficialismo ha bautizado como neoliberales ni el de la autollamada Cuarta Transformación han podido con este reto. 

En los treinta años anteriores a esta administración la economía apenas pudo crecer un poco más del 2 por ciento anual y este sexenio solamente habremos crecido a un ritmo de uno por ciento anual. Es decir, hasta hoy la 4T ha sido un fracaso peor a los anteriores gobiernos en materia de crecimiento. Cierto que le tocó la pandemia, pero a Zedillo le estalló la crisis de diciembre de 1994, y a De la Madrid, Salinas, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón les tocaron otras crisis semejantes.

Para crecer se requiere que haya inversión (pública y privada). No hay atajos posibles. Para que sea atractivo invertir para los privados es fundamental que la seguridad jurídica y absoluto respeto a los contratos. También que haya jueces independientes que no sean corruptos y no respondan a los dictados del gobierno ni de los otros grupos de poder. Ese es uno de los grandes desafíos del gobierno de Sheinbaum y que, si logra enfrentarlo con éxito, puede desatar la llave del crecimiento que le dé sustento a toda la política social. El diseño de una política industrial apoyada en todos los mecanismos del Estado, incluyendo incentivos, puede ser clave para un desarrollo regional ordenado. 

Hoy México tiene una oportunidad histórica derivada de la nueva situación internacional con la reubicación de cadenas productivas globales en América del Norte. De aprovecharse adecuadamente, el país podría dar un salto sustancial en su nivel de desarrollo. Veremos si la presidenta y su equipo de gobierno realmente tienen una visión de largo plazo y la voluntad de crear un mejor país en el marco de la democracia. Por el bien de México, todos deseamos que tengan éxito.     

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