NAFTA 3.0
Por Manuel Valenzuela V.
Nuevos problemas exigen nuevas soluciones y, frecuentemente, para llegar a ellas es necesario analizar la realidad de manera diferente. En fechas recientes la prensa ha dado cuenta tanto de grandes oportunidades como de viejos y nuevos problemas a los que nos enfrentamos. Entre los primeros podemos mencionar el atractivo de México para recibir flujos crecientes de inversiones de capital proveniente de otras partes del mundo (principalmente de los Estados Unidos y China), que pueden acelerar el crecimiento y potenciar la creación de empleos en el país. La inversión de TESLA en Nuevo León es solo un ejemplo de ello.
Entre los segundos está la violencia, la inseguridad y la grave crisis migratoria que vivimos y que ha estallado con la muerte de 39 migrantes, asfixiados y quemados, en un centro del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, cuando se encontraban encerrados y en resguardo del gobierno mexicano.
Ambos temas, aparentemente contradictorios, quizá no lo sean tanto. Lo primero nos habla de que la inversión quiere venir a México y, lo segundo, que la gente y los trabajadores quieren ir a Estados Unidos. Es decir, capital y trabajo parecen buscarse, pero cuando se cruzan no se identifican y cada uno sigue su camino. Las empresas quieren venir a México porque aquí la mano de obra es más barata y porque desde aquí pueden exportar libremente a los EU y a muchos países del mundo. Por otro lado, los trabajadores quieren ir a EU porque allá pueden ganar más y vivir mejor, lo mismo que liberarse de la violencia de sus países de origen y de tránsito.
¿Qué es lo que provoca que en este caso el capital y el trabajo no se puedan encontrar fácilmente? Y agrego lo de fácilmente porque los migrantes que logran cruzar si logran encontrar lo que buscaban. La respuesta está en la o las legislaciones. Es decir, en la norma que establece los límites entre lo legal y lo ilegal. El T-MEC (versión actual de NAFTA), favorece el flujo de mercancías y de capital, pero no de trabajo, entre Estados Unidos, Canadá y México. Como sabemos, no incluye a Guatemala, El Salvador ni Honduras, principales países de donde proviene el flujo migratorio, junto a México desde luego.
¿Es viable hacer algún ajuste a las normas para que faciliten de alguna manera el encuentro entre la oferta y demanda de trabajo? Yo pienso que sí, y ahí puede estar una de las claves para enfrentar los problemas que vivimos en la región, especialmente en México.
En una edición reciente del semanario inglés The Economist (marzo 25, 2023) publica una nota muy interesante que se titula justamente como he llamado a esta nota NAFTA 3.0 que, aunque sigue una argumentación distinta a la que yo estoy dando, hace una mención de una declaración que me parece muy interesante. Es de Rob Wildeboer, alto directivo de la empresa internacional de autopartes Martinrea, donde dice que él visualiza una Norteamérica más integrada donde sea posible traer trabajadores de México por periodos cortos. Me parece que este puede ser un camino que se puede explorar.
¿Habrá llegado el momento de adecuar NAFTA nuevamente y pasar del T-MEC a NAFTA 3.0? En cierto sentido el agudizamiento del problema migratorio en Norteamérica es producto de que no hay causes legales suficientemente flexibles y amplios para que oferta y demanda de trabajo se encuentren. Por ello lo intentan por la vía ilegal.
Hoy Estados Unidos tiene técnicamente una situación de pleno empleo (menos de 3% de tasa de desempleo) y está demandando trabajadores en varios sectores. ¿Por qué no abrir canales legales para que, como dice Wildeboer, lleguen de México, y yo diría de Centroamérica también, mientras las inversiones derivadas del nearshoring fluyen hacia el sur? Desde luego que habría que destrabar también los obstáculos que han impedido que en México los salarios tiendan a ajustarse al alza y acercarse un poco a los de los socios comerciales. De otra manera no habría atractivo para los migrantes para quedarse en México.
¿Sería muy aventurado pensar que los países del triángulo del norte de Centroamérica se integren a la zona de libre comercio de Norteamérica? Tal vez no lo sea si se piensa que pueden incorporarse al acuerdo el cumplimiento en los países miembros de ciertos principios como el respeto a los derechos humanos y de prácticas democráticas. Esto podría contribuir a lograr mayor estabilidad política en la región, lo que ayudaría a atraer inversiones al área.
Desde luego que hay muchos aspectos que habría que analizar y ajustar, pero una adecuada combinación de acciones que incluyan la flexibilización de las normas para la migración legal con mecanismos para promover la inversión y el desarrollo en la región, podría ser un camino para al menos paliar la crisis migratoria y propiciar el desarrollo económico en el área. No sería lo único que se requiere, habría que atender también el problema de la seguridad y la violencia, pero podría ser un buen comienzo.