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Pensiones en México, la mala hora

Pensiones en México Archivo

En el tema que nos ocupa hay buena información, para lo cual revisé el artículo en NEXOS de agosto pasado llamado Punto de quiebre: pensiones y finanzas públicas.

Al alimón, Julieta Campos y Jorge Cano aseguran que llegamos al punto de quiebre, esto es cuando los ingresos resultan prácticamente insuficientes para hacer frente a las pensiones.

Ahora ya con un paquete económico en marcha para 2024 nos damos cuenta de lo acotada que siguen estando nuestras finanzas públicas, que cacarear que resultan sanas suena a un contrasentido más de los defensores a ultranza de la 4T.

Con solo mencionar algunos rubros del gasto como son el relativo al pago de la deuda pública, las pensiones, participaciones a estados y municipios, obras emblemáticas y gasto social con eso agotamos el techo presupuestal para el año que viene electoral.

Hablar de finanzas sanas cuando gran parte es opacidad y falta de transparencia en el gasto, falta de evaluación, poco efecto multiplicador de la inversión orientada a una parte del país, no es cosa menor.

No hay que olvidar que en el tema de las pensiones siempre se habla de una bomba de tiempo que tarde que temprano puede detonar, pero ahora si como en el cuento aquel de ay viene el lobo, estamos en ese momento.

En lo que va del sexenio el gasto en pensiones ha crecido 1.3 veces más que los ingresos entre otras razones por la ausencia de una reforma fiscal y por el aumento de las pensiones contributivas, pero, sobre todo, las no contributivas para adultos mayores y personas con discapacidad permanente.

Con razón, ahora entiendo, me queda claro, los argumentos de la Secretaria de Hacienda Federal dentro de los criterios generales del paquete para 2024, al plantear con urgencia una reforma fiscal para el siguiente sexenio.

Que poca abuela, mientras tanto recurramos al endeudamiento público al cabo que es año de Hidalgo y hay que pedir prestado para que así bajen menos rápido las tasas de interés y batalle el BANXICO con la inflación y su política monetaria.

Vaya aberración o como dirán algunos especialistas, salida de garañón y parada de burro con el manejo austero y responsable, ¿cuál? del insostenible nivel de gasto.

 Pasamos del 1.6% del PIB en 2002 en pensiones, al 5.1% en 2022, y con ello se hizo polvo la recaudación del SAT en los últimos 20 años.

Definitivo con un pastel del PIB nacional y per cápita estancado y sin crecer en todo el sexenio en promedio, el ejercicio del ingreso-gasto de gobierno se convierte en un reto super mayúsculo si se vale la expresión.

El gobierno que siga tendrá que ser más productivo y eficiente en todo, pero ni dudarlo confiable para que vaya dejando atrás la informalidad y no solo les hinque el diente a unos pocos.

Un gobierno más ocupado en el capital humano y la salud en general que trabaje para las dos próximas décadas en los grandes temas tecnológicos y disruptivos.

No olvidemos, volviendo al tema que nos ocupa, las pensiones rondaran casi en los dos billones de pesos el año entrante recursos superiores al total de la nómina total del sector público.

Ahora bien, la demografía sigue su marcha inexorable con más y más adultos mayores y menos formales trabajando y cotizando lo que nos hace más vulnerables.

Aumentar los años de jubilación al igual que las aportaciones de gobierno, trabajadores y empresas, cobrar mayores impuestos son entre muchos otros los temas en cuestión que pondrán en juego el capital político de los que lleguen.

Ahora si no importa el color del gato, sino que cace ratones.

HE DIXI.