Planes de estudio en México, agua de borrajas
Por Germán Lohr
Vale la pena escudriñar acerca de lo que hoy por hoy está pasando con la educación en México, que al igual que en el sector Salud es un completo desastre.
Al menos eso argumenta, y con razón, el Instituto Mexicano de la Competitividad, mejor conocido por tirios y troyanos con la sigla IMCO, cuya opinión acerca de los riesgos del Nuevo Plan De Estudios es de antología.
Recurro a la vieja expresión Bien vale un Potosí para conocer qué opina este Organismo respecto a lo que pretende implementar la Secretaría de Educación Pública en el próximo ciclo escolar.
El documento destaca que la pandemia de COVID dejó fuera del sistema educativo a 1.5 millones de alumnos ocasionando un rezago equivalente a dos años, lo cual, la verdad no es poca cosa.
Son datos duros que muestran retos importantes por superar, sin embargo, es justo reconocerlo, les pasó de largo a nuestras autoridades destinar una o varias mañaneras, que explicaran cómo resarcir dicho rezago.
Por el contrario, nuestras autoridades nos salen ahora con un nuevo plan de estudios para la educación básica realizado al vapor, con poco consenso y dirigido a convertirse en agua de borrajas.
Para el IMCO dicho plan tiene más interrogantes que respuestas al revisar con detenimiento lo publicado desde agosto del 2022 en que se dio a conocer por parte de las autoridades educativas este nuevo remedo de vademécum.
Varios amparos por parte de organismos de la sociedad civil como la Unión Nacional de Padres de Familia por la sustitución de grados escolares por fases educativas, o por las modificaciones de los sistemas de evaluación, entre otras razones, están en discusión.
Empero hay cuatro cuestiones que preocupan al IMCO y que considera un verdadero retroceso en la educación de calidad, la primera que ya no es una prioridad la formación de talento. La segunda que le restan importancia a las matemáticas.
Una tercera tiene que ver con la continuidad de los estudios de la secundaria al bachillerato, y la última que la autonomía sin límites a los maestros tiene sus riesgos.
Lo que procede en consecuencia, es abrir la discusión, de tal manera que se contrasten las diferencias y argumentos tanto de las autoridades educativas como del IMCO y varios organismos interesados en conocer más a fondo los cambios realizados.
Si por ejemplo el IMCO sostiene que en el nuevo plan de estudios se resta importancia a la formación de talento y a las habilidades o capacidades que demanda el mercado laboral.
O bien que dicho plan de estudios reduce la movilidad social y la competitividad del país, pues que las autoridades aclaren su visión al respecto.
Ahora bien, si la SEC sostiene que no se busca enseñar conocimiento, valores, actitudes o solo capital humano que responda a los perfiles que establece el mercado laboral, pues que también explique y opine al respecto.
¿No hay que olvidar que fue en el presente sexenio cuando se aseguró que la SEC se iría a Puebla y que sucedió?, pues que quedó en agua de borrajas, o sea en nada, pura demagogia y decepción.
Lo mismo sucede cuando hay más ideología y menos cacumen en la ecuación educativa de los planes de estudio, cuando lo que se necesita es pensamiento estratégico, voluntad, disciplina e innovación en el mediano y largo plazo.
Ya basta de jugadas de pizarrón y menos gente improvisada en las tareas educativas, no se diga menor complacencia con sindicatos en general.
Esto sin duda, deberá seguir en la discusión pública con otra agenda más amplia y receptiva que evalúe y valore mejor el futuro educativo.
HE DIXI.
.