Rojo, blanco y sangre azul
Por Primavera Fraijo
En 2019, Casey McQuiston enamoró a toda una generación queer al publicar el brillante libro "Rojo, blanco y sangre azul".
La historia sigue el romance secreto entre el hijo de la presidenta de los Estados Unidos y un príncipe británico ¡Imaginen tal cosa!
Encima de todo, la trama comienza con un poco de odio que brinca a romance, dándonos el cliché perfecto para una relación que te atrapa desde las primeras páginas. Y si a todo eso le agregas que es una pareja LGBT+, simplemente, atrapó el corazón de miles y miles de lectores.
Al ser hijos de cabezas de gobierno, podemos sumergirnos en el mundo político. El día a día, las agendas de cada uno de los integrantes de las familias, cómo resuelven las crisis y los escándalos, y cómo manejan, con toda prudencia sus vidas privadas.
En la historia se viven las elecciones de Estados Unidos. La mamá de Alex, uno de nuestros protagonistas, busca la reelección, por lo que vivimos la campaña política de cerca, otro tema que se puede agregar a este libro.
Por otro lado, vemos a detalle la vida del otro protagonista, el príncipe Henry, y nos sumergimos a la corona. Las costumbres y tradiciones, sus privilegios pero también sus obligaciones, así que también nos quedamos con cultura británica.
Hay escenas eróticas subidas de tono que hacen del libro uno recomendado para mayores de edad. Sin embargo, al momento de pasarlo a la película, que por cierto, es lanzada por la plataforma Prime Video, las tomas fueron muy blancas y cuidadas, bajando mucho esa intensidad.
En sí, el libro muestra una historia de amor muy linda y natural, que se desenvuelve de manera para nada forzada. Fue manejada como cualquier pareja que se va conociendo y eso me gustó muchísimo.
La película conservó bastante la esencia de McQuiston.
Definitivamente, mientras leía "Rojo, blanco y sangre azul", en mi mente visualizaba a un Alex y un Henry bastante parecidos a Taylor Zakhar Perez y Nicholas Galitzine, actores que dieron vida en la cinta.
Quedé bastante satisfecha con lo que vi, y eso es algo que no suele suceder conmigo cuando de películas basadas en libros se trata.
Política, realeza, romance, erotismo, elegebetismo y comedia... Lean el libro y vean la película. Ambos valen la pena.
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