07/11/2024 10:44 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 07/11/2024
Por Germán Lohr Granich
Nada mal revisar avances o pergeñar estudios en torno al recurrente y dinámico mercado laboral mexicano, sobre todo el llamado trabajo informal, el cual ha tenido un comportamiento muy similar a lo largo de varios decenios.
Estudios recientes de OXFAM y MEXICO CÓMO VAMOS, hablan al respecto en el "Laberinto de la informalidad, mitos, trampas y realidades, por cierto, de las más altas en la América Latina, por encima de Brasil, Uruguay, Chile, Costa Rica, entre otros países comparables.
Seguimos siendo un país con una informalidad arriba del 50%, casi andamos en alrededor del 55% con tendencia a crecer, convirtiéndonos por decir lo menos en la base de la economía, aquella que no cuenta con seguridad social o protección legal.
Datos oficiales destacan por ejemplo que un hombre en un empleo formal gana 2.4 veces más que uno en la informalidad, empero, este es un fenómeno que afecta mucho más a las mujeres, sobre todo a aquellas con baja escolaridad, sea en el trabajo doméstico, o quienes trabajan por cuenta propia.
Lo trascendente de este documento es que retrata el rostro de la añeja informalidad con todas y cada una de sus aristas, complejidades y matices, ya que puedes imaginarte un rato andar de ambulante, otro limpiando parabrisas, acomodando carros o cuanto se nos ocurra.
Por lo tanto, es importante reconocer su carácter estructural y sistémico que varía de sector económico y de región a región, siendo el sur y sureste donde es más elevada.
Sectores con mayor informalidad destacan la agricultura, la construcción, el comercio, la preparación de alimentos, el hospedaje, donde más del 60% de la ocupación generada es sin acceso a la seguridad social.
No obstante, lo anterior, este estudio reporta que también existe informalidad en el gobierno y en ciertas empresas grandes rompiendo con ello uno de los mitos de este fenómeno más ligado a la precariedad, los tianguis y el ambulantaje.
Números oficiales mencionan que hay 8 millones de personas trabajando para gobierno y grandes empresas en condiciones de informalidad, sin olvidar que hay varios mitos geniales de este fenómeno que vale la pena conocer.
Menciono entre otros la confusión de si los informales pagan o no impuestos, si contribuyen o solo usan los servicios públicos, si son lícitas o ilícitas sus actividades, si lo hacen por gusto o verdadera necesidad, etc.
Ciertamente, se ha dicho ad nauseam, hasta el cansancio que no pagan impuestos y lo cierto es que, si contribuyen con los impuestos indirectos a través del consumo como el caso del IVA, IEPS, e incluso el ISR.
Se suele también confundir la economía informal con la informalidad laboral y hay ejemplos ilustrativos al respecto como por ejemplo el de un consultor independiente y un vendedor ambulante, los dos pueden ser informales si ambos carecen de seguridad social.
Sin embargo, uno está en la economía formal y el otro no, aunque en ninguno de los dos casos son ilícitas sus actividades.
Pero bueno, la 4T y su política de continuidad tiene la palabra, en vez de andar gastando pólvora en infiernitos. Están ciertos que el sexenio anterior no hizo gran cosa por el financiamiento a la seguridad social.
Por el contrario, se ha venido año con año debilitando de tal manera que destinamos el 2.4% del PIB a esta muy por debajo del promedio de la OCDE del 9.1% y otro sueño guajiro sería alcanzar a Dinamarca, ya que países europeos destinan un 15% de su PIB a la seguridad social.
Mucho por hacer o todo por hacer, mientras tanto la nueva agenda no aparece nada más los bomberazos, lástima Margarito.
HE DIXI.
Recomiendo ampliamente su lectura en las páginas de los organismos mencionados.