
por El Universal
28/04/2025 08:14 / Uniradio Informa Sonora / Sociedad / Actualizado al 28/04/2025
MÉXICO.- Niñas, niños y adolescentes (NNA) con virus de inmunodeficiencia humana (VIH), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o discapacidad motriz son regresados a albergues por personas que iniciaron un proceso de adopción, alerta Ángela Sepúlveda, asesora en diversas organizaciones de la sociedad civil y albergues.
"Cuando la patria potestad todavía está en juicio, los niños entran a un programa de acogimiento, se van a vivir con el posible adoptante y durante este tiempo, como no hay una parte legal que comprometa al adoptante y garantice la seguridad del niño, los pueden regresar al albergue.
"Y eso es algo horrible, lo he visto en varias ocasiones y no hay una penalización por parte del gobierno para estas familias que deciden regresar a un niño que ya viene de varios duelos de abandono y que se enfrenta a un duelo más", recalca.
Los niños piensan que otra familia no los quiso, pues sus papás biológicos no pueden estar frente al cuidado por diversas razones, o aquellos niños que no tienen padres, al ser abandonados por una familia con la que ya se encariñaron, piensan que ellos son el problema al tener enfermedades o una discapacidad.
"Yo me pregunto, las personas que tenemos hijos biológicos, si no los quieres, ¿a dónde los mandas?, ¿cómo los regresas? Si nace un bebé y tiene algún problema de parálisis o alguna afección o mal, lo que sea, le haces frente y vas construyendo y formando una familia. Esta no es una realidad de los niños en el sistema de protección", lamenta.
Ángela fue trabajadora en el albergue Casa de la Sal, donde reciben a infantes diagnosticados con VIH. Conoció a decenas de menores con discapacidad, víctimas de abusos y violencia, que además son introvertidos y por lo tanto, rechazados.
"Los niños son vinculados a través del DIF, que dicen: 'Tengo un niño, no tengo espacio y además es un niño que vive con VIH. Entonces, lo tengo que mandar a un albergue especializado', lo cual está pésimo, eso no debería de pasar, eso es algo que nos está enseñando que todavía hay estigma y discriminación".
Cuestiona que el sistema dé prioridad a dejar a niños con sus familias de origen sin importar si son violentas o no, mientras que el número de adopciones concluidas es bajo, al cumplir 18 años, salen de los albergues, entran en situación de calle, en relaciones abusivas, otros dejan de tomar sus medicamentos y fallecen.
"Les estás robando la oportunidad de que crezcan en un entorno de familia, porque durante ese proceso pueden pasar cinco, seis, siete años, y hoy por hoy sabemos que un niño mayor a cuatro años se vuelve un niño que se va a institucionalizar y es un gran peligro porque al ser un niño que crece en un albergue, las posibilidades de salir de este sistema con un proyecto de vida son pocas y es una realidad muy triste", detalla Sepúlveda.